La carta que nunca llegará.

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Mi queridísimo, «Amante»

¿Qué decirte a ti?

Frío en mis profesiones, cálido en mis amistades.
Puedo asegurarte que no es más que un simple amigo y mi cariño se haya obsequiado, usted lo robó.

Robó mi afección, robó las rimas que yo mismo provocaba una y otra vez; robó mi pensamiento, que todo momento estoy pensando en usted, la importancia que nunca le pude haber tomado a alguien está forjando estas emociones que, por un momento de su vida pudo haberme cuestionado sí deseaba tanto en mí vida, lo habría negado rotundamente.

Adieu, te enviaré mi confianza envuelta.

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