Perdido

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Y así vi, como mi razón de existir, ese rostro que veía en mi mente las 24 horas del día, la medicina que me iba curando poco a poco, desaparecía de mi vida, y se iba a través de una puerta.
Cuando cerró la puerta, mi alma se destrozó como un débil cristal al ser golpeado. Todo se torno negro.

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