Estoy besando a la muerte. Tocando sus mórbidas manos.
Sintiendo su frío susurro al oído.
Ella me mira. Me mira burlona.
Me ve efímera. Me ve mortal.
Con tantos deseos, con tantos sueños.
Ella me mira. Mira como voy caminando a paso rápido hacia mi muerte.
Ella sabe, que no estoy muy lejos del acantilado.
Ella sabe, que estaré dispuesta a mi vida lanzar.
Al vacío eterno, al enigma indescifrable, al dilema infinito, a un infierno sin salida.
Ella me sonríe. Me quiere con ella. Porque ella dijo, que cuando alguien nace a manos de la muerte, le pertenece a la muerte.
Y la muerte es obsesiva y posesiva. Lo quiere todo, y lo tiene todo. Tiene la eternidad, y el pasado borroso de nuestras almas. Esas almas que ha cargado, desde tiempos irreversibles.
La muerte es compasiva. Porque cuando la llamas, cuando más la necesitas, ella acude, y te lleva; gozosa de un alma más, que ha caído en sus huesudas manos. En un alma más que se ha lanzado al acantilado. En un alma más a la que le ha sonreído.
Un alma más que la toca y se congela.
Un alma más que la besa.
ESTÁS LEYENDO
Sempiterno
PoetryCuando parece no haber escapatoria, cuando todo lo que ves es la tormenta, cuando tus pulmones se llenan de espesos fluidos; cuando tu razón se nubla y todo parece perdido, es cuando te percatas de que nunca pudiste escapar de ti mismo. Y estás, de...