60 Segundos.

3 0 0
                                    


El frio bajo mi coraza comenzaba una vez más a derretirse poco a poco. Accidentalmente. Tenía miedo. Sentía el mayor miedo que he sentido jamás.

Notar como comienzas a ansiar aún más ese calor que te deshiela por dentro. Que hace que quieras arder en llamas y ver arder todo lo demás.

Temblaba como si tuviera un monstruo debajo de mi cama y mis sábanas no fueran lo suficientemente fuertes.

A pesar de temblar por todo el terror que vendría después, sonreía.

Me encantaban ver tus labios acercarse poco a poco, que tu mirada fuera cabalgando por mi piel erizándola a cada paso.

La pequeña mueca que se forma en tus labios cuando los plantas sobre los mios, consiguiendo que vuelva a temblar una vez más.

Acariciarte el pelo con respeto y miedo, evitando despeinarlo más de lo que está (cosa que me encanta).

Acariciarte la mandíbula, bajar por tu cuello y notar tus clavículas hace que consiga excitarme más que cualquier juego no autorizado en un parque a media noche.

Puedo notar, como un soplo del viento me golpea en la cara.

Y ahí estamos, el Metro y yo.

Sin rastro de nosotros.

No apta para la guerra. #Blog.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora