3

473 59 7
                                    

La última vez que visite la Ciudad de México era una niña de diez años, así que los recuerdos de esta ciudad son demasiado escasos, aparte de que solo estuve aquí dos días.

Ahora, estamos cruzando sobre "Paseo de la Reforma", un camino que antiguamente era recorrido por los emperadores Maximiliano y Carlota. En el recorrido encontramos varios monumentos de la ciudad, como el bello Ángel de la independencia. Aquel camino es como de película, muestra varios tipos de arquitectura, la gente que camina por sus calles, algunos músicos que eran escuchados. Algo que yo llamaría, extraordinario.

-Veo que te ha atraído el lugar- Clay no había dicho ni una palabra desde que subimos al taxi- Este país contiene varias maravillas escondidas- añade alegre. Lo miro, sus mejillas están sonrojadas-Deberías darte el tiempo para conocerlo- coloca su mano en mi rodilla- Podrían venir los niños para que vivan unas aventuras aquí.

-Primero lo primero, Clay- Aprieto de su mano- Debo verlo.

-Lo verás, Lau- Coloca su otra mano sobre nuestro agarre. Sus ojos expresan compasión y dulzura. Él sabe la importancia que tiene para mí este viaje- Pero tendremos que ir con mucho cuidado- suspira- porque al lugar a donde vamos no es nada grato para ambos.

-Y dices que aquí es un lugar lleno de maravillas- digo con sarcasmo.

-Disculpe que me meta...- El chofer bajo la música para hacerse escuchar. Es un señor de unos cincuenta y más, con un bigote grisáceo, con unos anteojos delgados, vistiendo camisa blanca y pantalón negro. El hombre ha sido demasiado amable con nosotros desde que lo abordamos saliendo del aeropuerto- Pero aquí tenemos cosas muy chingonas- resalta la última palabra- Tanto que no querrán irse usted y su esposo.

-¡Oh, no!- me sonroje- Sólo es mi amigo- le corrijo.

Nos mira por el espejo, sus cejas se levantan de un modo extraño. Nuevamente fija la mirada en el camino, negando con la cabeza.

- México no tiene cosas hermosas, si no chingonas. Llenas de cultura, con demasiadas historias detrás de ellas- nos sonríe- Quedaran tan enamorados de aquí que terminaran saliendo cantando Cielito Lindo.

Ambos sonreímos, y comenzamos a interrogarlo con los lugares que a él le gustan más de la ciudad y más allá de esta. Varios de sus lugares favoritos son Veracruz, Zacatecas, Guanajuato, Chiapas, Tequila, Puebla y más.

Clay quedo demasiado curioso por los lugares turísticos. Yo los escucho mientras miro por la ventana. En las calles hay demasiada gente, algunos andan a pie, otros en bicicleta o patines. Terminando con esto, escaparía del hotel para conocer las cosas "chingonas" de esta ciudad, como había dicho el chofer.

Que el viaje valga la pena.

Clay se encargado de los preparativos de nuestro hospedaje, dejándose llevar por algunas de las recomendaciones que había recibido por parte de unos amigos que han venido a la ciudad. El Casa Blanca Reforma es nuestro lugar de descanso, considerado un buen hotel, según las opiniones publicadas en las páginas de internet.

El chofer nos ayudo a bajar el equipaje, aunque Clay termino por ayudarle. Le agradecimos por ayudarnos y traernos, el chofer subió a su auto para después partir.

Cogimos de nuestras maletas y entramos al hotel. La recepción es muy llamativa, elegante y moderna, mis ojos se abrieron más al ver el piano, no me contuve más, mis ganas de tocar unas cuantas notas fueron más fuertes que nada. Dejo la maleta de lado, me siento en el banquillo negro tapizado con terciopelo rojo. Mis manos juguetean con las teclas, soltando notas al azar, hacía tanto tiempo que no tocaba el piano.

Vuelve Conmigo #wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora