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-¿Pronto volverás a casa, mami?

-Aún tengo pendientes por arreglar, cariño. 

Desde que llegué a ciudad de Mexico, el unico contacto que tenía con mis hijos eran los mensajes de texto o algunos audios que me enviaba mi hermana.  La gran diferencia de horarios nos afectaba demasiado, de algún modo ellos y yo podemos comunicarnos por la avanzada tecnología. 

-El abuelo ha venido a vernos- dijo alegre- Nos ha prometido algo- susurro- Pero se supone que no debo decirte nada.

-Me has provocado demasiada curiosidad, joven Richard- reí- ¿Dondé está tu hermana?

-Está en su clase de ballet con Sofia. 

-¿En serio?- me sorprendió oír aquello- Espero que la esté pasando de maravilla. 

-Nathalie cada día está más insoportable- se quejó-es la única forma en la que se mantiene entretenida- suspiro-  Te extraño demasiado, mamá.

- Yo los extraño el doble. 

Del otro lado escuche la voz de Nathalie, la pequeña preguntó si estaba hablando conmigo. Richard respondió que sí, a lo que mi hija soltó un grito demasiado agudo. 

-Pronto te daremos una sorpresa- grito Nathalie.

-¿Una sorpresa?- dije curiosa. ¿De qué podría tratarse? ¿Tendrá relación alguna con lo que mi padre les prometió a los niños?

-Ah, este...-titubeo-  ¡Adiós, mamá!- habló nervioso- Besos desde Londres-sin dejarme decir nada, colgó. 

Sonreí, bloquee el celular, dejando sobre el tocador. ¿Tardaré demasiado en regresar a casa?¿Valdrá realmente la pena quedarme aquí tanto tiempo?, en Londres esta mi vida entera, todo lo que había logrado estaba del otro lado del mundo. Aún no estaba del todo convencida de haber  aceptado la petición de Nathan, después de todo, él había realizado una vida aquí en México. 

Mis sentimientos por Nathan nunca habían cambiado, la idea que quizás podríamos volver a estar juntos me provocaba un poco de alegría. Pero, algo dentro de mí me decía que aquello podría ser imposible. Después de tanto tiempo, ¿quién me podría decir a ciencia cierta que mi marido no ama ya a otra? ¿Qué no ha hecho vida aquí? ¿qué él quiera volver conmigo?

Dos golpes me regresaron a la realidad. Volví a tomar mi celular para mirar la hora, era más de medio día, lo dejé otra vez en el tocador. Me mire al espejo, estaba presentable para quíen fuera de que se tratase. Clay no vendría a verme después de la dos, había ido de paseo con un muchacho que conoció en la piscina del hotel. 

Al abrir la puerta, me lleve una gran sorpresa. Uno de los trabajadores del hotel me había traído un peculiar ramo con rosas y lilys. Mis mejillas se sonrojaron, las flores eran de colores rosa, blanco y verde, están envueltas en papel color ocre y un moño dorado que las unía. 

-¿Son para mí?

-Las envía el señor Juanpablo, Señorita- estiró el ramo de flores para  que yo lo recibiera- Espera que sean de su agrado. 

Tome las flores, desprenden un delicioso aroma, más rico que cualquier perfume que se hallara en París. El chico solamente sonrío al verme como me deleitaba con el dulce aroma. 

-Dile que son bellisimas- lo mire- y que agradezco de corazón el detalle que ha tenido conmigo. 

- Me encargaré de ello, más tarde vendrá alguien para ponerlas en un jarrón con aspirinas. 

-Lo más pronto posible- Mire el ramo. Es realmente bellísimo- No quiero que mueran estas preciosuras. 


Vuelve Conmigo #wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora