Durante un mes viví con mi mejor amiga y su familia, ellos me trataban como si fuera su hija y la verdad es que yo los considero como parte de mi familia.
Durante ese mes no hable mucho con mis hermanas en la escuela, ni con mi mamá, siempre que más veía era un "Hola, todo bien, necesitan algo?" Pero siempre con un toque de rencor.
También durante ese mes mi papá había arreglado todo con los abogados sobre el divorcio y solo faltaba que mamá firmara los papeles y papá se quedara con mi custodia tras un pequeño juicio donde mi mis hermanas y yo rubí que asistir, yo tuve que declarar y mi papá de quedo con mi custodia.
Cuando terminara el verano partiríamos a Nueva York, aproximadamente en tres insufribles meses, cuando tendríamos listos las visas, pasaportes, lugar donde vivir y demás cosas.
Con mi papá nos quedamos en la casa de los abuelos mientras ellos estaban de viaje para ver a otros parientes en España.
La casa de ellos quedaba relativamente cerca a la que antes era mi casa. Podías ir en bicicleta y te tardabas unos diez minutos.
Pero, resulta que a mi querida madre se le ocurrió traer unos amigos y su familia a quedarse en mi ex casa, puesto que ellos querían conocer la ciudad ya que vivían en capital Federal (CABA: Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
Yo todavía estaba sacando mis cosas de mi antigua casa, y no pude evitar cruzarme con ellos. Los Fernández eran 4: una mujer de 44 años (creo), que era la mejor amiga de mi mamá, llamada Carolina, un hombre, su esposo Carlos, su hija de 19 años llamada Camila y su hijo de mi edad llamado Santiago. No me fijé mucho en su apariencia, pero si pude notar que el más chico, Santiago, me miraba fijamente como guardaba mis cosas en cajas y las dejaba a un lado de la puerta del garage.
- Esos son muchos libros- dijo- me llamo Santiago, mucho gusto, ¿eres la hija de Alejandra que se va con su papá?¿tantos problemas causaste que te vas a ir con tu padre?-
Me cansé.
- Hola Santiago. Si son muchos libros, más de los que podrías llegar a leer en tu vida. Si, soy Kala, la que se va, pero no por causar problemas, no, es que ya no soportaba, ni mi padre tampoco, a las personas prejuiciosas, molestas y estúpidas que viven en esta casa incluyendote- pude sentir su mirada de furia clavada en mi nuca, mientras cerraba la última caja y salía por la puerta llendo a agarrar mochila para irme de allí en bicicleta.
- me alegra saber que también es un gusto conocerme, aunque eso ya lo se- rodé los ojos <<estúpido>>, pensé- ¿sabes? me vendría bien una amiga aquí, tu hermana es muy distinta a ti, pero no me agrada. Ya me di cuenta de lo falsa que es, ya se que te vas a ir a fin de año pero quiero intentar ser amigos, te parece?-.
A este paso yo ya había agarrado mi bicicleta y estaba abriendo la reja con mi copia de las llaves que tenía.
- Perdona me cuesta mucho creerte- solté una carcajada pero luego me serene devuelta- para darte cuenta de que la gente que vive aquí es una hipócrita total, creo que no eres ciego. Es cierto, pronto me iré, pero lamentándome de mi mala suerte, no voy a conseguir nada. Y la verdad que no quiero pasar un verano lamentándome. Así que está bien, seamos amigos, pero si llegas a hacer algo de lo que luego de arrepientas, te aconsejo no hacerlo, si no quieres terminar mal. ¿Hecho?-.
Le extendi mi mano para cerrar el acuerdo y el la estrecho. Le di un fuerte apretón y el hizo una mueca. Yo me reí y le solté la mano, pero él la volvió a tomar y me dio un beso en el dorso de la muñeca. Lo mire con el ceño fruncido y le di un puñetazo en el hombro. Cómo todo cobarde se quejó.
- Cosas cómo estás te pueden llevar a la muerte, si no quieres perder un brazo yo que vos me mantengo al margen- lo amenacé.
- En ese entonces disfrutaré cada segundo antes de la muerte- dijo en un susurro lo suficientemente alto como para que yo lo escuchara.
Ya era demasiado tarde, no podía volver atrás.
Me puse mis auriculares y I Born To Run de American Authors comenzo a sonar, me subí a la bicicleta y ande hasta la casa de mis abuelos.
Llegue y guarde la bicicleta en el garage cuando reviso mi teléfono y me encuentro con un mensaje de un número desconocido que decía:
"Mañana mi mamá quiere ir a comprar ropa al centro de la ciudad, AYÚDAME POR FAVOR!!!"
<< Que raro>>, pensé. Entonces le escribí.
"Quien eres, que quieres y como conseguiste mi número".
Luego de un par de minutos el sujeto volvió a responder.
" Soy Santiago, el hijo de Carolina, que conociste hoy, solo quiero que mañana me ayudes a escapar pues no quiero pasar un día de compras con mi mamá, sería horrible y tu hermana Alicia me dio tu número, le tengo que agradecer.
PD: Tu hermana Luciana no para de coquetearme ayuda, te espero mañana para hacer algo divertido, (;"
Rode los ojos ante su estúpido mensaje.
"Ese pequeño diablo me las pagará, está bien mañana paso por vos, prepara una mochila con dinero, comida, agua y un maso de cartas, y ponte algo cómodo, vamos a caminar mucho, o si queres pedile la bicicleta a mi mamá. Esta vez te salvo porque se que es horrible ir a comprar ropa con mi madre pero para la próxima no vas a tener tanta suerte.
PD: Para sacarte a mi hermana de encima hace algo asqueroso, tírate un pedo, erupta, estornuda en su cara o algo así, ella odia esas cosas, haz algo de eso y te aseguro que no te molestará.
PD2: NO toques las cajas que hay con mis cosas si no quieres salir mal herido.
PD3: Paso por vos a las 11:30."
De acuerdo, me pase con las posdatas. Vi que estaba escribiendo y luego volvió a salir otro mensaje de su parte.
"Esta bien, ya no puedo esperar, gracias por todo Kala (;"
Rodé los ojos - idiota- murmure.
Salude a mi papá, me serviría dos empanadas de carne de la caja que había en la mesada de la cocina, agarre una de las botellitas de Coca-Cola y me recosté en el sillón y me puse a ver Gladiador.
No sabía que le ocurría a Santiago, pero algo debe de tener, todavía no confiaba en el. Y pronto me iría y no podía hacer nada más para cambiarlo. Pero por ahora me hacía bien un amigo.
Espero que todo se mantenga así hasta que me vaya.
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Solo los verdaderos valientes dicen la verdad
Teen FictionLes soy sincera? No entiendo para que la gente miente, se delatan a sí mismos. Las mentiras son una forma de decir la verdad. Por motivos de la vida a mi se me da muy bien mentir. Nunca ha pasado que alguien me descubriera, eso trae cosas buenas y m...