Capitulo 7: ¿No te das cuenta?

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Santiago:

Cuando escuche la respuesta de ella no pude hacer mas que reprimir las ganas de saltar, gritar y sonreir y guardarlas en mi interior.

Me tome todo el trabajo de hacer esto porque queria que ella supiera, de una forma no tan directa, lo mucho que me gusta y lo mucho que estoy enamorado de ella. Porque asi es señoras y señores, estoy enamorado de Kala. Se que esto puede sonar MUUY cliché pero es la pura verdad. Honestamente no se como paso, los primeros dias ella se mostró un poco borde y ruda conmigo, pero desde que me enseñó la ciudad en aquel dia de verano, supe que en realidad no es tan mala como yo pense. Al principio me parecía linda y nada mas pero al parecer Cupido hizo de las suyas. Y asi fueron pasando los dias y fui pasando mas tiempo con ella también.... y al final me di cuenta de que era una persona increíble y que queria ser mas que un "amigo temporal" para ella. Pero hasta ahora no se que opina ella sobre mi.

Se que va a irse dentro de pocos días y la voy a extrañar mucho, como de seguro también hará su familia y amigos. Por eso, con ayuda, le hice esta especie de fiesta/reunión para despedirnos todos de ella. En mi opinión, una persona así de especial se lo merece.

Wow que cambio, ahora me salen palabras cursis y todo.

Pero bueno, estoy seguro de que su sarcasmo, su amor por el arte, la libertad con la que vive, su forma de ser, genera en mi todo eso que jamás pensé sentir alguna vez por alguien.

Estaba decidido, ya no podía cayar más esto y se lo iba a decir todo hoy, tuviera el resultado que tuviese, solo quiero que lo sepa.

Mientras en mi cabeza seguía pensando en ella, fingía beber de un vaso mientras la miraba embobado como ella jugaba al metegol con los que debían ser sus primos, eran dos contra ella. Pero no parecía afectarle, pues su sonrisa no se borraba con nada. Y cada vez que anotaba un gol, su grito que podía ser de todo menos digno de una chica, me sacaba la sonrisa más grande de mi vida.

-hey, Santiagooooo- una mano se sacudió delante de mi cara- no le sacas la mirada de encima a Kala- me comentó uno de los amigos de Kala con el que supuestamente estaba hablando mientras la miraba.

- Si- suspiré- lo lamento, es que... Tienes razón, no puedo dejar de mirarla-

- Si, se nota que estás re muerto por ella. Andá, hablale, pronto se va a ir y no sabemos cuándo va a volver-

Me empujó hacia donde se encontraba ella, ahora caminando hacia el patio de atrás donde había un árbol en una esquina, donde estaba enganchada una hamaca paraguaya y a un lado las plantas y la piscina. Y no podía faltar la sombrilla blanca enorme en la que reposaban unas luces de esas que se usan para decorar en Navidad.

Sin duda, un ambiente romántico me parecía que flotaba en el aire aquel fin de verano.

Fijé de nuevo mi mirada en ella, se había arremangado hasta la rodilla los jeans y se había sacado las zapatillas para meter los pies en el agua.

Antes de caminar hacia ella cerré la puerta que daba al jardín para que nadie me interrumpiera en mi cursi declaración. Camine hasta sentarme detrás de ella, me saque las zapatillas y me arremangué los pantalones para sentarme al lado suyo con los pies en el agua.

- Honestamente, tenés que practicar lo sigiloso, te escuché desde que estabas adentro de la casa- dijo ella mirando fijamente al agua en la que se reflejaba el cielo oscuro y las pocas estrellas que se dejaban ver.

- Ooooh, pues que pena, ¿Tanto se notó?- dije poniendo una mano en mi pecho haciéndome el ofendido.

Me dio un empujón por lo cual reí y al parecer ella también ya que tenía una hermosa sonrisa en su cara.

Solo los verdaderos valientes dicen la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora