Capitulo 6: Una sorpresa... ¿sera que podre irme sin que se den cuenta?

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Antes de salir me cambié de ropa, ya la otra estaba toda mojada por mis lágrimas y un poco/demasiado arrugada. Me puse una remera de manga larga/corta negra. Y una campera de jean arriba y unos jeans azules de tiro alto y mis tan queridas converse negras. Me hice una trenza de costado porque mi pelo estaba más enmarañado que los problemas de mi familia.

Me fui en mi bicicleta. Ya era de noche, la única luz que había en la calle se debía a los postes medianos de luz blanca ubicados cada 5 metros a lo largo de la calle. La luz blanca le daba a la calle un aspecto lleno de paz y tranquilidad. Iluminaba tanto que solo podía ver pocas sombras.

Llegue a la casa de Alejandra. Habían varios autos estacionados en la vereda. <<Okey, esto ya se está pasando de raro>>. Había pocas luces encendidas. Me di vuelta aún mirando los autos y pude distinguir la patente del auto de mi papá. Abrí los ojos como platos. ¿¡QUE HADES ESTABA HACIENDO SU AUTO AHÍ?!¿Se lo abrían robado? Nooo imposible. Desde que se divorciaron mis papás no pueden estar ni siquiera en la misma calle sin discutir. Y es una suerte del día si no arman una Tercera Guerra Mundial.

Con algo de nervios abrí la reja. Entre. Deje la bicicleta a un lado de la puerta principal y la abrí.

Dentro estaba todo oscuro. Deje la puerta abierta y por lo luz de la calle vi el pequeño armarito donde se supone estarían los libros. Me agaché junto a el, lo abrí pero no había nada. <<Bueno lo intente. Ahí dentro no hay nada, así que será la próxima. Que todo esté así de tranquilo ya me está asustando, y están todos esos autos afuera>> pensé.

- Ash, ya fue mejor me voy, solo vine a perder el tiempo- murmure para mi misma.

Me iba a dar la vuelta para irme por la puerta pero un grito me paro.

- SORPRESA!!!!-

Se encendieron las luces dejando ver así a todos mis amigos y familiares allí. Se me cayó la mochila del hombro de la impresión. ¿QUE MIERDA HABIAN HECHO? No se porque lo hicieron, pero odio que lleguen hasta el punto de hacer esa estupidez y no se porque. No era mi cumpleaños, no paso nada importante que yo supiera.

Seguía ahí parada y todos habían hecho un pequeño silencio. Pude notar que ahí estaban: los Fernández, como ya era costumbre, mis tíos, primos, amigos, mi mamá, mis hermanas y mi papá.

- Pero que hicieron?- pregunté en un susurro apenas audible.

- Hija, hicimos esta pequeña fiesta/reunión para despedirlos a tu papá y a ti- hablo Alejandra.

- Que seas una antipática y no te guste este tipo de cosas, no significa que nos heches en cara que todo esto que hicimos está mal- dijo mi hermana Luciana. <<Antipática tu vieja>> pensé.

- Es que yo... No me lo esperaba, no se que decir- me mire a mi misma- Por los dioses! Hasta ustedes están mejor vestidos que yo, parecen que van a una cena en el Sheraton.

- Eso no es importante. Vamos a festejar- dijo mi papá, con un gesto de la mano me dijo que pasara al living, pero yo me quedé en mi lugar.

Había varias sillas, mesas con comida, bebidas, golosinas, y todo perfectamente limpio.

Yo aún seguia en shock.

- ¿A quien se le ocurrió esto?- pregunté mirando a toda la gente que había ahí.

Todos negaron con la cabeza.

- Fui yo- dijo una voz familiar. Me di vuelta y me encontré con Santiago detrás mío. Llevaba puestos unos jeans negros, un remera blanca, y una camisa a cuadros rojos y negros sobre esta.

- Porque lo hiciste- exigí con voz un poco más dura de lo que hubiera querido.

- Porque te merecías una despedida así-

- No me lo merecía- susurre lo más bajo que me pude. Nadie pareció escucharme.

- No pensaras en irte no?- pregunto.

- Pueeeeeeees....- estuve muy tentada de decir que si. La verdad odiaba que hubieran hecho esto. Pero al ver la cara de toda la gente ahí, no podía ser esa mi respuesta- vale, me quedaré.

No sabía cuánto lo iba a lamentar luego.

Solo los verdaderos valientes dicen la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora