Día 2
Temperatura: 20° C
Hora: 8:05 am—Wow, sí se puede ver mucho desde aquí— dijo Valo. Alcanzaba a ver la casa de Nina y los cerros que rodeaban la ciudad.
—Sí... Así es— suspiró Fer viendo a lo lejos— oh, Nina, ¿recuerdas la vez que le diste a una liebre con tu arco de poleas?—Vaya, ya no recordaba ese arco
—¿Que hiciste qué?— preguntó Carlos— ¿con que matando liebres, eh?
—¿Alguien más se da cuenta de lo irónico de esa pregunta dada nuestra situación actual?— dijo Nohemí. Nina rió y respondió:
—Ya estaba muerta cuando le di...—Eso es peor, profanas a los muertos— dijo Elí.
—Ja, mira quién habla, señor yo-me-encargo-de-cortar-la-cabeza-del-zombi— rió Fer.
—Eso fue justificable— alegó el chico.
—Lo de la liebre también... Estábamos aburridas y la cabecita ya estaba ahí— dijo Nina encogiéndose de hombros.
—¿Cabecita? ¿Ni siquiera estaba completa?— preguntó Carlos. Ahora sí que sus ojos se iban a salir.
—No exageren, podría haber sido peor. Podría haber sido un conejo en lugar de una liebre— señaló Valo y Elí hizo un ruido fingido de pánico.
—¡No! ¡Todo menos los conejitos!— gritó con voz aguda.
Dicho esto todos rompieron en carcajadas.
—No pudiste sonar más gay— dijo Carlos entre risas.
—Esa era la intención mi joven padawan— contestó Elí.
—Oye, por cierto, ¿todavía tienes ese arco?— preguntó Fer interrumpiendo las risas.
—Sí, creo que sí... El problema es que solo tengo como unas tres flechas.
—Podemos conseguir más, cuando vayamos a la ciudad— dijo Valo, apuntando con la barbilla más allá del fraccionamiento.
—La ciudad del caoz...— murmuró Nohemi— qué ingenioso.
—No me imagino el desastre que debe haber como para que alguien haya decidido nombrarla así— dijo Fernanda.
—Yo sí. Ya vimos cómo era en un internado con 900 alumnos, mas unos 70 maestros y el personal de mantenimiento... Digamos que cinco de cada seis personas era un zombi. Ahora piensen en cómo será en la ciudad— dijo Nina— los zombis en el internado no han de ser ni una décima parte de los que habrá allá...
Después de pasados ya unos veinte minutos, uno a uno fueron bajando cuidadosamente. Evitaban saltar de lo alto porque en el suelo adoquinado se encontraban miles de pedacitos de vidrio rotos (años de botellas de cerveza reventadas) y preferían no arriesgarse a caer mal y terminar con ellos clavados en la piel. La mañana era tranquila. Estando tan lejos de la ciudad, el cielo también lo era. Tranquilo y despejado.
Qué contraste tan extraño. Pensó Nina. Una ligera briza removió los cabellos en su frente y después continuó recorriendo por su cuello. Sintió la piel de gallina al instante. Aún era temprano así que al sol todavía no calentaba lo suficiente
La idea de solo ir por el fraccionamiento matando zombis era tentadura, sin embargo, se dieron cuenta de que no era lo primordial. Antes debian de conseguir, otra vez, alimento, medicina y tal vez, por qué no, algo de ropa y mejores armas que cuchillos y sartenes. Dicho así, se acordó que Carlos y Nina irían a una farmacia para conseguir suplementos médicos, entre eso pomada para quemaduras para Miki, penicilina para Nohemi, vendas, antiséptico y demás cosas necesarias. De la misma manera Valo y Fer se separararían para ir en busca de comida y por otro lado Nohemi y Elí irían en busca de armas. Desde luego, no planeaban separarse mucho, pues a pesar de que era conveniente ir de a pocos para no ser notados, en caso de verse arrebasados en número por alguna horda de zombis, necesitarían la ayuda unos de otros. De eso eran muy consientes. Tenian experiencia que lo respaldaba.
Salieron del fraccionamiento, no sin antes pasar a la casa por la camioneta y avisar a os otros a dónde irían, por lo que los demás les dejaron una lista de lo que querían que consiguieran:
-Encendedores y desodorantes en aerosol (Idea de Miki desde luego, al parecer no se cansaba del fuego)
-Audífonos, cargador para Iphone y batería inalámbrica (Prioridades de Ale)
-Calcetas largas y guantes de carnaza para todos (Sugerencia de Clarisa)
-Comida para perros y a Lucas (Obviamente Luisfer)
Fuera de eso, se asumía que conseguirían lo básico y verdaderamente necesario.
—¿No vamos a buscar la comida para perros verdad?— preguntó Fernanda.
—Noup— respondió Elí deslizando las manos por el volante.
—¿Creen que se agüite?
— Ya está grandecito— concluyó Carlos, quien movía el pie derecho frenéticamente.
—Eh, ¿todo bien?— preguntó Nina en voz baja. Afortunadamente no se escuchaba mucho ya que que Fernanda y Valo habín entrado en una discusión sobre qué tan útil era el taladro.
—Mm, sí. Bueno, no. Estoy algo ansioso, eso es todo— respondió el chico levantado su pierna para apoyar el pie en la rodilla opuesta y así controlarlo.
—¿Y eso? tú nunca estás ansioso...
—O más bien nunca te habías dado cuenta— interrumpió Carlos sin mirarla. Tenía su mirada clavada en sus propias manos. Nina se extrañó, le pareció que ese había sido un comentario raro, tal vez un poco cortante, pero sin más respondió:
—Sí... puede ser
—Carajo, ¿pueden callarse? no puedo concentrarme—gruñó Elí. Nina apenas iba a replicar cuando se dio cuenta de que le hablaba a fernanda y Valo, quienes parecían haber empezado a gritar pero ella ni siquiera lo había notado. Elí había aprendido recientemente a manejar, y a pesar de estar haciéndolo bastante bien para solo tener doce, aún se confundía un poco y era perfectamente entendible que necesitara silencio para concentrarse.
—Quiriji, ¿pidin quillirsi? ni pidi quincintrirmi— respondió Valo, a lo que Fer complementó con una intensa carcajada. Como siempre, su imparable risa resonaba por todo el lugar.
—Hey, neta, no hay que hacer tanto ruido— la silenció Nohemi, a lo que Fer respondió con una pequeña risa para finalmente respirar hondo y cerrar con un suspiro.
—Está bien— dijo la morena, a lo que Nohemi agradeció.
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Apocalipsis zombi...¡¡Corre!! ©
Science Fiction~•SEGUNDA PARTE•~ Esta es la segunda parte del libro "Apocalipsis zombi... ¡¿En mi escuela?!" Es importante leer la primera parte para continuar con esta. ~•~•~•~ Los chicos han logrado salir del internado, pero no todos han sobrevivido... Se han en...