—Buenas noches, mamá.
Alex besó sonoramente la mejilla de su madre y con una sonrisa juguetona corrió escaleras arriba hacia su habitación.
El reloj marcaba las veintitrés con cuarenta y dos minutos del viernes. Había sido un día muy agotador para el castaño, los proyectos de fin de curso lo tenían al máximo grado de estrés y el examen para universidad lo tenía todavía más estresado.
Estaba muy emocionado por ingresar a la universidad porque tenía en mente muchísimas cosas que podía hacer en la universidad, además de que tendría que mudarse a otra ciudad por la misma universidad.
Ese era el único detalle que no le gustaba demasiado, ya que a pesar de que lo veía como un gran avance de independencia, había algo que lo ponía demasiado triste, o más bien, alguien.Desde hace un año había tenido una aventura con su profesor de literatura que para su pesar, estaba casado. Y esta se vería afectada por su repentino cambio de ciudad y de colegio.
Todo había iniciado un año atrás cuando Alex le pidió ayuda para un enorme ensayo que tenía que entregar para otra materia. Amablemente el profesor Barakat aceptó ayudarle, y a pesar de que se quedaban hasta tarde en el colegio haciendo el ensayo era muy entretenido tener la presencia del otro.
Los días fueron avanzando y cuando el ensayo estaba finalizado, se habían dado cuenta que había iniciado algo más que una relación de alumno-profesor.Ese mismo día el profesor había besado a Alex, y Alex sin pensar bien las cosas se dejó ir por sus emociones. Ese día habían terminado en la oficina del profesor Barakat haciendo el amor.
Todo en ese día había sido tan genial, hasta que la realidad cayó en el castaño. Cuando llegó a su casa se sentía pésimo, se había metido con un profesor, y lo peor, estaba casado. De hecho, el día siguiente habló con el pelinegro para decirle que había sido un error lo que habían hecho la noche anterior, pero nada salió como lo esperaba, porque al igual que la noche anterior... Había terminado teniendo sexo con su profesor.
El castaño no tenía en sus planes intrometerse en el matrimonio de su profesor, pero desde que descubrió que este era jodidamente genial en todos los aspectos, no lo iba a dejar ir tan pronto de sus manos. Así que aceptó ser amante de Barakat mientras se encargaba del divorcio, cosa que hace seis meses le había dicho al castaño había iniciado, pero ni siquiera el pelinegro se lo había comentado a su esposo.
Se recostó sobre su cama, se había retirado toda la ropa encima quedando únicamente con sus bóxers. Era verano, y realmente el calor en las noches a veces sobrepasaban los veinticinco grados.
Suspiró fuertemente y tomó una de sus dos almohadas para abrazarla. Desde hace dos semanas no había tenido ningún encuentro con su amante, y no lo culpaba, porque tanto como él como el pelinegro estaban saturados de trabajo por hacer.
Inevitablemente vino a su mente la culpabilidad porque no le había comentado absolutamente nada a Jack sobre su mudanza a New York para estudiar en la universidad que él quería.
No le había comentado nada porque tenía un jodido miedo de que Barakat tomara las cosas mal y lo terminara dejando solo, o detuviera los trámites de su divorcio porque él se iba a ir. O mil cosas terribles que su mente siempre creaba cuando pensaba en eso.
Y es que Jack se habían convertido en una parte sumamente esencial en su vida. Porque Jack era una persona maravillosa, había aprendido todo tipo de cosas con él, desde conocimientos para aplicarlos en el colegio hasta saber realmente lo que es sentirse amado, porque estaba irreparablemente enamorado de él.Siempre tenía en mente que Jack era un hombre ejemplar, un hombre que era asombroso y malditamente atractivo.
Desde que Jack había llegado a su vida como profesor, tenía que aceptar que más una vez fantaseo con él porque era perfecto ante los ojos de Alex.
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30 DAYS OF SMUT CHALLENGE || JALEX
Fanfic30 días, una misma pareja, diferentes situaciones.