7.

72 11 3
                                    

¡Su nombre, oh dios, su maldito nombre!

Por primera vez en mucho tiempo no me emocionaba tanto al escuchar algo tan simple como un nombre. La única vez que me emocioné tanto por algo fue cuando era un niño y mi madre me dijo que íbamos a visitar a Santa Claus en el centro comercial, y vaya, que decepcionante fue.

Recuerdo que cuando me senté sobre el regazo de ese gordo y barbudo hombre pedí tantos regalos que cuando no llegaron pensé que los renos no podían con todo ese peso, y por ende, ningún niño del mundo recibiría regalos por mi culpa. Fue una Navidad terrible.

En fin, ¿en donde me había quedado?

Mientras él y Tyler contaban anécdotas graciosas y vergonzosas sobre el otro no pude evitar sentirme fuera de lugar. Claro, ahí estaba escuchandoles reír mientras que yo apenas asentía una o tres veces cuando mi mirada perduraba en cada detalle de su rostro.

¿Me iré al infierno por todas las veces que lo desnudé mentalmente?

Sí es un delito o pecado imaginarme sus labios sobre los míos y sus fuertes brazos rodeando mi desnutrido cuerpo mientras que sus hermosos ojos juzgan mi podrida alma, diablos, sí que cometería el crimen y me declararía culpable.

¿Acaso estoy enamorado, u obsesionado? Sea cual sea la respuesta, dudo que me importe.

—Mierda...— murmuré lo suficientemente bajo como para que me escuchase alguien, y aunque fuese lo contrario, el reloj dictaba ya las dos y pico de la madrugada, y dudo mucho que Tyler esté despierto al igual que yo.

Así que suspiré, incapaz de dormir.

Entonces sonreí, y pensé en ti, Troy.

›‹

¡Feliz año nuevo!

¡Hey, Joseph! [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora