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Justo ahora me encontraba sentado en aquel banquillo que conocí a Tyler por primera vez. Ambos mirábamos hacia la nada mientras hablábamos de cualquier cosas que se nos viniese a la mente, incluido su apuesto mejor amigo. Claro, no me atreví a mencionar el pequeño detalle de que me parecía muy, muy, muy, pero muy apuesto.

En menos de un mes lo consideré una persona digna de mi confianza, ya que teníamos mucho en común. Así que... Básicamente nos contábamos todo, bueno, casi todo.

—Quiero un cigarrillo...— me dije a mi mismo mientras apoyaba mis manos en el banquillo. Diablos, sí que estaba estresado.

—¡Ni se te ocurra!— me reemprendió dándome un pequeño golpe, y ambos sonreímos al unísono.

Y, dios, ya no soportaba estar aquí. Mi madre apenas me lograba visitar a causa de su pesado trabajo, mis viejos amigos quizá se aparecían por aquí y mi padre...¿acaso alguna vez llegué a tener algo así?

Agradezco  tener a un Tyler que soporte cada una de mis tonterías.

¿Qué habría sido de mí sin él?

¡Hey, Joseph! [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora