Capítulo 5: determinada a salir.

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 Un chico, algo mayor que yo, de cabello blanco y penetrantes ojos azules, ligeramente hundidos por una amplia sonrisa fue visible tras desvanecerse la nube de polvo creada por el destrozo de la puerta

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 Un chico, algo mayor que yo, de cabello blanco y penetrantes ojos azules, ligeramente hundidos por una amplia sonrisa fue visible tras desvanecerse la nube de polvo creada por el destrozo de la puerta.

-¿Quién eres? ¿Un humano?

 No me respondió, en lugar de eso se acercó a la puerta y, en la zona por la que no estaba rota, tocó.

-Toc toc.

-Quién...¿Quién es?

-Sque.

-¿Qué Sque?

-Quesque Leto.

 Eso sin duda, solo podía ser propio de un monstruo: Sans. Pero, ¿por qué era humano, qué estaba ocurriendo? Sin embargo, el hecho de verlo me alegró tanto que comencé a reír a carcajadas tras su chiste. La tensión se esfumó, estaba ante alguien que conocía, por fin. Las carcajadas se convirtieron en llanto, a más lágrimas, más alivio. Él, con cierta preocupación en el rostro, se acercó a mí.

-O-oye, ¿estás bien? Sé que el chiste era malo, pero no es razón para llorar, heh.

 Lo abracé en un impulso, necesitaba hacerlo. A diferencia de cuando era un esqueleto, tocarlo me transmitió calidez y su torso era cómodo, razón por la que hundí mi cara en él.

-Sans...- Dije ahogando las palabras en el llanto.

-¿Me conoces? ¿Qué monstruo eres? ¿Cómo es que no te enteraste de la evacuación de las ruinas?

 No entendía a qué se refería y, las dudas flotaban por mi mente pero, sin embargo, lo único que deseaba en ese momento era que se acordase de mí.

-Sans, soy yo, Frisk, la niña humana de pelo corto y jersey de rayas, la que tuvo una cita con tu hermano, la que salió del subsuelo.

-¿K...Kiddo?

 Se acordaba de mí, realmente no me había olvidado, realmente significaba algo para él, para los monstruos. Lo abracé con más fuerza y lloré hasta quedar seca.

-Perdón, yo... Yo he estado aquí sola mucho tiempo, siento haberme emocionado tanto.

 Al levantar el rostro y mirarlo, noté como la marca de una pequeña lágrima surcaba su mejilla.

-¿Sans?

-Así... que te llamabas Frisk. Has tardado en hacernos una visita, que desconsiderada.- Sans comenzó a rerir y yo con él, era tan agradable este sentimiento.

Tras un rato hablando Sans me comentó que deberíamos ir a ver a Toriel, la actual reina y a Alphys, teníamos mucho de lo que hablar. Pero el hambre por haberme alimentado tan mal estas semanas y el asco que me provocaba la falta de higiene me superaban, por lo que le pedí a Sans si no le era molestia acogerme en su casa para comer, ducharme y dormir aunque fuese solo por ese día. Él aceptó.

 Una vez llegamos me acompañó al baño, llenó la bañera de agua y, con toda naturalidad se desnudó y sumergió bajo el agua.

-Ven, métete.- Me dijo con calma.

-¡¿Cómo?!

.

.

.

¿Qué le dictará la determinación esta vez a Frisk?

-Bañarse con Sans.

-No hacerlo.

-Cualquier otra cosa.

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