Especial 2

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"La habitación 567"

Narra Erick.

Nos quedamos en el tercer año, tiempo después de volverse novios ambos.

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Caía una tormenta sobre el campus, las gotas estaban resbalando por la ventana, los rayos eran como flashes que iluminaban la habitación, no podía dormir con todo el miedo que sentía.

- Dios no puedo dormir - dije saliendo de la cama, camine de un lado a otro de la habitación, me recosté en el sillón y seguía sin poder dormir - lo bueno es que mañana no tenemos clases.

Paso no sé si un minuto o una hora y la lluvia subía de tono, las gotas ahora golpeaban la ventana como si está fuese a romperse, los rayos seguían cayendo y se escuchaban cerca del lugar.

- Demonios ¿como puede dormir tan tranquilo? - camine rumbo a su cama y lo ví durmiendo tan plácidamente.

- ¿Sucede algo? - preguntó él un poco bajo.

- No puedo dormir, es la tormenta - dije asustado, de niño les tenía miedo y ese miedo nunca se fue.

- Ven pequeño - él tenía puesto un pijama, me hizo un espacio en la cama, sonrei y me meti a las cobijas.

- Prefiero estar del lado de la pared - dije bajo, el no dijo nada, paso arriba de mi y se dejo caer - idiota, pesas.

- Cállate - dijo él.

Dejé de sentir presión sobre mi cuerpo y comenzó un beso en mi cuello, sentía como besaba, lamía y chupaba mi piel.

- No hagas eso - sentí mi corazon salise de mi pecho y estaba empezando a sudar.

- Se que te gusta - dijo absorbiendo la piel de mi hombro - eres dulce amor.

No dije mas y junte nuestros labios, ahora yo tenía que estar arriba, él quito mi sudadera dejandome solo con el pantalón de mi pijama, hice lo mismo en su cuello.

- Dios mío, Erick - dijo él.

Mordí su cuello, mis manos tocaban su piel desnuda y estaba seguro que a él le gustaba, él me tiro del otro lado de la cama nos besamos y acariciamos, mi mano paso de su espalda hasta el borde del inicio de su pijama, pase mi mano bajo el y comence a acariciar su pen*, el sonrio entre el beso y me dejo abajo de nuevo.

- Te amo Sebastian - dije con mi voz agitada.

Él estaba duro, su erección rozaba con la mía, los dos gemiamos antes el contacto, enrolle mis piernas en su cuerpo atrayendolo mas a mi, baje sus pantalones dejano solo el boxer, hizo lo mismo conmigo, rodabamos por la cama sin separarnos del beso y del contacto que tenían nuestras pieles. Me aferraba a su espalda mientras él dejaba una marca en mi hombro, estabamos llegando lejos con esto.

- No me alejes Erick - dijo él besando de nuevo mi cuello para empezar a formar un camino de mi cuello hasta el elástico de mi boxer, momento donde solté un suspiro cuando sentí que se desacia de mi última prenda que quedaba sobre mi cuerpo, él pasaba su lengua lentamente haciendome disfrutar del momento, arqueaba mi espalda a causa del placer que Sebastian me hacía tener en solo unos segundos, mis manos sujetaban las sábanas blancas de su cama y mi piel estaba erizada, podía sentir como cada milimetro de mi cuerpo se estremecia por su tacto, me coloco bocabajo y empieza a pasar su lengua por mi entrada, no puedo reprimir mas lo mucho que necesitaba que llegar a la parte que mas me gusta de estas ocaciones, mi entrada estaba mas abierta con cada toque, metia un dedo mientras buscada mi punto de placer, gritaba contra la almohada, no quería levantar sospechas sobre lo que esta pasando en nuestra habitación, él sigue metiendo sus dedos, llego al segundo y no podía ni siquiera decir una palabra, esta noche olvidaría mi miedo a las tormentas.

- ¿Quieres que entre? - dijo él contra mi oído. Asentí con mi cabeza perdida en el placer, él entro en mi después de unos cuantos segundos, me tomaba con cuidado, dolía en el principio pero una vez mas el dolor se convierte en placer, mis gemidos van contra la almohada, él empeza a ir mas rapido y de un momento a otro se detuvo, me quede arriba de él una vez mas, hago que entre de nuevo en mi y él solo hecha su cabeza atrás y yo tiemblo de las piernas, empiezo con movimientos lentos - no te detengas - sonríe y me toma de las caderas - me gusta la vista desde aquí.

No resisto sus palabras y tomo sus dos manos para tomarlas con fuerza y no soltarlas, me acerco una vez mas a su rostro y comienzo a besarlo, hago mis movimientos mas rápidos y el beso es interrumpido por gemidos por parte de ambos, me gustaba ser yo quien tuviera el control, él se sienta y de nuevo sus manos van a mis caderas, hace que las envestidas sean mas profundas y eso me hace perder conciencia, me recuesta lentamente sobre la cama y deja una de mis piernas sobre su hombro.

Se formaba una capa de sudor en nuestros cuerpos, estaba a punto de llegar, yo tomo mi pen* y comienzo a mansturbarme al ritmo de las embestidas, logro llegar un poco antes que Sebastian el cual se corrió dentro de mi, la habitación estaba oscura despues de todo el tiempo que nos la pasamos despiertos haciendo lo que estabamos haciendo, la tormenta se había terminado, me recosté sobre el pecho de Sebastian para después quedarme dormido entre sus brazos una vez mas.

[...]

- Despierta - era la voz de Sebastian.

- ¿Que ocurre?

- Estas sudando, pero no te veias inquieto mientras dormias, ¿soñaste algo? - pregunta curioso.

- La verdad es que si - vi a la ventana y estaba comenzando a caer una tormenta, sonrei al sueño que tuve y aquel momento - ¿te digo? - estaba en la misma cama que mi esposo, era mitad de la noche estabamos solos en casa ya que los niños se quedaron en casa de su tia Helena.

- Claro - no dije nada mas y comence a besarlo, mis manos quitaron su ropa por completo y tambien la mía, con el paso de los años uno se vuelve pervertido, él se asombra y entre jadeos logra separarse del beso - ¿que soñaste que te tiene tan caliente? - pregunto divertido.

- La vez cuando hicimos el amor en aquella noche llena de lluvia y flashes golpeando la ventana - dije con un poco de dificultad para después ver como el sonreía y seguíamos en lo que el mismo interrumpio, mis recuerdos de hace 15 años siguen presentes en mis sueños, como la primera vez que deje de temerle a las tormentas...



Dulce PensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora