All the chains you coudln't broke [BnHAxOC]

El recibimiento de los cinco mejores de 2-A

Hace ya unas cuantas horas de vuelo, que los cuatro estudiantes están dormidos en sus respectivos asientos. En el asiento de atrás de Miuna, la única que mantiene los ojos abiertos, incapaz de conciliar el sueño, se escuchan los ronquidos de Ryusuke. Rui duerme con la boca abierta, y la cabeza caída hacia un lado, mientras que Akari mantiene las manos entrelazadas en su regazo y el pecho le sube y baja con tranquilidad. Katsuo duerme de costado, con una mano apoyada debajo de la mejilla, es demasiado alto para los asientos así que tiene que ponerse de una forma extraña, con las piernas dobladas y casi en posición fetal, para estar cómodo.

"A raíz de los últimos acontecimientos y el retiro de All Might, solicitamos el regreso inmediato de los estudiantes de sus actividades en USA: Miuna Oshiro, Ryusuke Ueda, Katsuo Yoshida, Rui Tachibana y Akari Hashigata, para instalarse en los dormitorios de la academia." Eso era lo que decía el mail del director de la Academia, que le llegó a las respectivas autoridades con las cuales los jóvenes se estaban entrenando.

Miuna no tiene el asiento reclinado, está con los pies descalzos y el cabello atado en una coleta despeinada. Se ven las ojeras incipientes, en el reflejo de la pantalla apagada del asiento, solo las ignora. Observa por la ventana, las nubes blancas y esponjosas. Quiere atraparlas, volar entre ellas y abrazarlas. ¿A qué sabrían las nubes? ¿A agua? ¿También lloran cuando están tristes?

—...Desearía poder haberme quedado para siempre en USA...— murmura y suspira con pesadez.

Vuelve a Japón, luego de dos meses de intercambio en Estados Unidos.

El entrenamiento fue duro. Al menos los dos primeros días, en el caso de Miuna.

Ella aplicó para ser enviada a una base militar en Estados Unidos, solo por el hecho que le dijeron que el entrenamiento era demasiado duro para una chica de preparatoria. Miuna los miró con cara de pocos amigos y aceptó el desafío.

La primera en ser aceptada tan joven en la milicia, la más joven entre las tres mujeres de la base. "No pienses que te tendremos piedad solo porque eres una prodigio" le dijeron en inglés. "No lo espero" respondió con inexpresividad, aquello hizo fruncir el ceño del Capitán de la base y reír al entrenador.

Dos noches seguidas se acostó con moratones en el cuerpo y el dolor de huesos rotos. Tenía muy en claro que le exigieron más que a los demás. La hicieron correr más que a los otros soldados, siempre la hicieron pelear a ella, siempre ella hacía algo mal y lo debía hacer de nuevo. Los quirks estaban prohibidos, salvo en las enfermeras. Se suponía que así no dependerías tanto de ellos y que Miuna se vería en un aprieto. Miuna no necesitaba sus quirks para darles una buena paliza a sus compañeros.

Querían romperla, destruir su voluntad, que rogara entre lágrimas volver a Japón, pero no se puede romper lo que ya está roto, no se puede destruir algo de lo que solo quedan escombros, y estar allí era su única forma de ser libre.

No rogaría, ni la verían llorar. Ella los haría llorar, con una sonrisa falsa en el rostro. Les demostraría lo que era ser un prodigio y su maldición.

Al tercer día, fue capaz de pelear contra dos hombres que parecían dos montañas, medían más de dos metros. Al tercer día no había nadie que pudiera vencerla en términos de lucha cuerpo a cuerpo. De tanto sobre exigirle, solo la hicieron más fuerte.

Observó los rostros estupefactos y desconcertados de las personas que presenciaron el enfrentamiento, comprendió que lo mejor hubiese sido dejar que la volvieran a vencer, aun así... Su instinto de supervivencia le decía que no se dejara aplastar, que no pasara de nuevo por aquella sensación. Ponte de pie, Miuna. Aún no hemos terminado, se repetía una y otra vez la misma frase. Los golpes, los huesos rotos, el gusto a sangre en su boca. Al tercer día, Miuna se ganó el respeto de todos los hombres del ejército de Estados Unidos.