Capítulo tres: Sentido sin sentido

12.7K 1K 798
                                    

Comenzó a despertar por fin. Eran como casi la una de la tarde cuando abrió los ojos. El doctor Flug bostezó con pesadez, pues no había dormido en una posición muy cómoda se podría decir.

— ¡Doc a despertado! —El sonoro grito de Demencia lo sacó rápidamente de su estado de sueño, logrando sacarle un chilido al científico.

— ¡Demencia! ¡No grites! —Le hizo un ademán para que hiciera silencio, más la otra no le escucho.

— Sí, sí. Como sea. —Le restó importancia.— ¿Qué haces? —Le preguntó tan interesada en su trabajo.

Algo no cuadraba.

Pues estoy haciendo un nuevo invento para el jefecito. —Respondió algo cortante, volviendo su atención al diseño listo del aparato en su cuaderno de diseños.

— ¿Ah sí? ¿Y que te mandó a hacer Black Hat esta vez? —Miró con su sonrisa loca la página del cuaderno del otro.

— Nada que te importe. ¡Largate! —Ordenó. Demencia chilló.

— ¡Ay, vamos Flug! ¡Yo quiero ayudarte! —Propuso. El cabeza de papel se sorprendió al oír eso de boca de su compañera maligna.

¿Ayudarlo? ¿En serio? Ella nunca se preocupó por su estado o trabajo para Black Hat. Colocó una mueca imperceptible de desconfianza gracias a la bolsa, no muy convencido de aquello que decía la demente.

— ¿De verdad quieres ayudarme? —Preguntó aún sin creérselo.

— ¡Pues claro que quiero! ¡Podría darte algunos consejos incluso de como tratar con el gran Black Hat! —Exclamó. Flug la encaró ahora bastante desconcertado.

Aunque si lo pensaba, tener más información de su jefe sería una muy buena idea. Podría perfeccionar su plan si aprendía algunos de los gustos o disgustos de él. Quizás hasta poder distraerlo.

— De acuerdo Demencia. —Suspiró en rendición. La chica carcajeó victoriosa.— Estoy fabricando un dispositivo de invisibilidad para el jefecito, y me gustaría que quedara en secreto entre nosotros. ¿Esta bien?

— ¡Por supuesto! —Sonrió asintiendo variadas veces. El doctor Flug volvió su atención al invento.

— Bien, como tú lo amas tanto. ¿Sabes que le gusta o no le gusta a Black hat? —Preguntó mientras se levantaba a sacar los materiales que necesitaría y colocarlos en su escritorio.

— ¡Pues claro! ¡Le encantan los villanos! Y odia a los heroes.

— No me refiero a esos gustos. —Sacó unas piezas de metal de uno de los tantos estantes del laboratorio. — Me refiero a hobbys, ¿Qué le gusta hacer y que no? —Demencia captó.

— ¡Ah! Pues... ¡Asustarnos! Odia que tú no entregues sus encargos malévolos a tiempo y/o que no funcionen como él quiere. —Flug viró los ojos.

— Gracias Demencia, dime algo que no sea obvio. —Habló en sarcasmo. No iba a poder sacarle información valiosa.

— Bueno. A Black Hat le encanta bailar.

¿O quizás sí?

El científico paró en seco.

— ¿De verdad? —Preguntó incrédulo. La joven asintió.

— Sí, el tango y canciones malignas es lo que más le agrada. —La de ojos bicolor posó su vista en su compañero con una sonrisita.

— ¿Cómo sabes éso? —Le prestó atención a la otra.

— Él me ha invitado a bailar. —Respondió de lo más normal.— Fue todo un maligno, él es simplemente perfecto. —Resopló destacando corazones en sus pupilas.

Al doctor Flug por una extraña razón no le agradó nada aquel comentario al imaginárselo. Un extraño sentimiento adueñó su corazón y su mente, ya no quería ni tener cerca a la joven loca que le acompañaba.

— Gracias Demencia, no necesito nada más. ¿Puedes irte? —Apretó los puños y su paso, tomando las piezas que faltaban para terminar de colocarla en su mesa de trabajo. Demencia notó el tono frívolo de repente. Volvió a carcajearse.

— De acuerdo Doc, Adios~. —Y sin quejas se fue.

Flug, al ver que no había nadie suspiró con pesadez nuevamente.

— ¿Por qué estoy celoso?

...

Demencia caminó hasta el cuarto de Black hat, con sus manos detrás de su espalda y una mueca algo macabra en su rostro. Al llegar, dejó de usar sus poderes y volvió a convertirse en el verdadero demonio de sombrero de copa.

Unas malvadas carcajadas gruesas resonaron por toda la gran habitación. Había sido demasiado fácil engañar al doctor. Además ver como el pobre se quedaba celoso por algo que se inventó fue un deleite único para el amo y señor de la mansión.

— Veamos cuanto dura tu jueguecito, mi doctor.

...

Ya era la hora de almorzar. Como siempre, Flug se quedó en su laboratorio para continuar con su plan. Black Hat y sus compañeros volvían a estar reunidos en la gran mesa, almorzando.

El ambiente estaba callado, al menos para el mayor. Ya que la verdadera Demencia seguía molestando con brusquedad a 505 con su comida. Black Hat miraba sin interés alguno las jugarretas de la menor con el oso, en sus pensamientos lo que predominaba era las imágenes vividas de apenas esos minutos con su doctor Flug.

—Tendré que mantener a estos dos ocupado por un tiempo. —Susurró inaudible, tomando un sorbo del vino que tenía en su copa de hoy. Sí quería completar su plan, debía mantener entretenidos a los otros dos.

505 era fácil, con ponerle la tarea de limpiar el living de la mansión y el jardín sería suficiente. Más con Demencia debía planear algo, quizás le daría uso a uno de los antiguos inventos del científico de la malvada mansión.

— No será problema...

...

Notas de la autora:

:"v ustedes lo veran seguido, pero para escribir este cap me desvelé hasta las 3 ya que aún no había pensado del todo como se iba a desarrollar la historia xD

No c, la dvd me encanta Demencia, pero realmente no sé que hacer del todo con ella en esta historia xD.

O sí...? eue.

Escape // Paperhat // VillainousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora