3 • Amor Inconfundible •

85 5 0
                                    

Andrew

Estaciono el auto en el aparcamiento del restaurante y bajo con una sonrisa, recordando el antojo de mi hermosa Megan: "Filete Miñón".

Ella no lo sabe pero estoy totalmente seguro de que está embarazada. Un pequeño está creciendo en su vientre y la sola idea me produce una ternura profunda, imaginar a un bebé en mis brazos con los ojos del amor de mi vida y su bella sonrisa, me produce una emoción desconocida en mi pecho. Desconocida porque no había sentido algo así antes, es totalmente diferente a la emoción que siento cuando mi partido gana o cuando abro el refrigerador y encuentro mi tarta favorita; es algo indescriptible, es como cuando me sentía al saber que iba a ver a Megan, cuando me dijo la primera vez que me amaba o cuando me sorprende con gestos románticos mientras hacemos el amor... El sentimiento es grato y no hay una gota de temor en mi. Solo sé que muero por ver la pancita crecida de mi hermosa mujer y consentirla.

Dentro del restaurante hay varias mesas ocupadas, como la comida que pediré será para llevar, me acero al mostrador.

—Buenos días, quiero un almuerzo delivery, por favor. —la chica del otro lado sonríe y asiente amable.

—Claro, dígame su pedido. —saca un taco de anotaciones y un bolígrafo.

—Filete Miñón, cerdo asado con salsa agridulce, ensalada rusa y papas al vapor. —la chica anota todo y me pide unos minutos para enviar el pedido a la cocina.

Me quedo esperando sentado en el taburete y de repente siento que alguien me toca el hombro.

Doy vuelta y me sorprendo de verla, hace mucho que deje de frecuentarla.

—Hola querido —ronronea son voz seductora—. ¿Solito eh?

—Vengo por delivery​, en un rato me voy. —me encojo de hombros.

—Te veo muy bien Andrew, ¿cómo has estado? Hace mucho que no me llamas. —dice haciendo un puchero. Reprimo una carcajada y me mantengo serio.

—Estoy bien, más que bien de hecho, estoy muy feliz. Con respecto a que no te he llamado, pues ese debe a que ya no necesito tu compañía. —suelto y ella abre los ojos sorprendida.

—¿Ah no? Y puedo saber ¿por qué? —inquiere levantando una ceja.

—Porque estoy con la mujer que amo y no me hace falta ni quiero otra compañía. —mascullo.

Eso ver un atisbo de dolor en sus ojos, pero se va tan pronto parpadea. Su mirada se vuelve gélida.

—Espero que ella te complazca como yo, querido. —murmura en tono burlon.

Me río un poco por su cambio de actitud.

—Lo hace, de hecho es mucho mejor. Estoy totalmente enamorado de ella, todo me encanta y me tiene loco. —sus ojos me miran furibundos y la veo apretar sus puños.

Jennifer es una mujer muy bella, pero es hueca y superficial.

Nunca estuvimos juntos para algo más que de compañeros de cama. La verdad no niego que hacía muy bien lo suyo, pero me enamoré y eso cambió.

No me atrae en lo absoluto ni ella, ni ninguna otra. Solo quiero hacer el amor con mi mujer.

—Eres un imbécil, eso no me decías cuando estábamos en la cama teniendo sexo desenfrenado. —espeta con voz cargada de odio.

—Eso fue pasado Jennifer, ahora te repito, estoy enamorado y ella me hace muy feliz. —digo con simpleza.

No quiero hacer un jodido espectáculo en un restaurante muy concurrido.

Inevitable Entrega © |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora