Capítulo 30:

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ADELE:

El viernes por la tarde después de salir de mi última clase del día me dediqué a terminar el ensayo que tenía que entregar en clase de Periodismo el lunes. Mi objetivo era finalizarlo por completo el día de hoy, para no tener esa ocupación pendiente y evitar así entorpecer mi fin de semana.

Por suerte como me había propuesto a mi misma, cuando ya eran las seis de la tarde, lo culmine. Había quedado bastante bien, le había agregado incluso algunos anexos e información extra para complementar. Me encantaba hacer las cosas bien, exigirme a mi misma, lo cuál conllevaba a que siempre tuviese buenas calificaciones.

Ya libre de responsabilidades relacionadas a la Universidad, pude tener cabeza para centrarme en otra cosa y fue ahí cuando caí en cuenta de que tan solo en dos horas Axel pasaría a recogerme para irnos a la cena en casa de mis padres.

Un ligero nudo se apodero de mi estómago, causado por la intriga. Debía admitir que me ponía algo nerviosa el hecho de llevar a un hombre a casa, pues era algo que no había experimentado jamás. Lo único que lograba tranquilizarme un poco, era saber que Axel era un hombre maduro, que se encargaría de que todo saliese perfectamente. Él mismo lo había dicho, era muy bueno con los adultos. ¿Y cómo no? Era un inversionista, su trabajo lo ameritaba.

Cuando salí de la ducha, me percaté de que los azulejos de las paredes y el espejo estaban cubiertos por una fina capa de vapor, ocasionado por el agua caliente con la que me había duchado e impidiéndome así visualizar mi reflejo. Espere pacientemente a que el vapor se disipará y comencé a secar mi cabello como de costumbre. Después cogí el vestido que ya había seleccionado previamente, de color negro bastante ceñido de tubito hasta las rodillas, que enmarcaba mi figura y encajaba perfectamente con la situación. Acompañado con unos tacones color crema y un maquillaje para complementar.

—Me encantaría ir contigo—dijo Chloe con una sonrisa desilusionada en el rostro—. Pero en esta oportunidad el protagonista debe ser Axel, y créeme que si voy yo voy a opacarlo—me guiñó el ojo de forma divertida.

—Sabes que no tendría problema en que vinieras—dije tranquilamente.

Ella hizo un gesto con la mano y luego sacudió la cabeza.

—Ya será en otra ocasión, está vez es conveniente que solo estén ustedes.

Hice una mueca y me acerqué a mi mejor amiga.

—¿Crees que a mi padre le agrade, cierto?—traté de sonar natural, pero yo misma me traicione, trabándome con las palabras.

Genial, habían regresado los nervios.

Mi mejor amiga sonrío de forma divertida ante mi nerviosismo y me hizo inhalar y exhalar repetidas veces en una especie de terapia que yo sabía que no me ayudaría en lo absoluto. No obstante ella pensaba lo contrario.

—Ya, ya. Claro que le va a agradar—aseguró de forma convincente—. Ahora, ponte perfume, ¿Sí? La fragancia de una mujer siempre es un factor importante—me recordó.

Chasqueé mis dedos y cogí mi frasco Versace.

(•••••)

Como de costumbre, Axel fue ridículamente puntual. A las ocho en punto recibí su mensaje de que me esperaba abajo en el bordillo frente al campus. Baje a toda prisa y mientras atravesaba el campus, lo admiré de lejos. Estaba increíblemente sexy como siempre, con uno de esos trajes que le daban ese aspecto varonil y maduro que tanto me fascinaba. Con su cabello dorado perfectamente peinado y engominado. Y por supuesto, sus mirada aguamarina penetrante fija en mí.

Dios.

¿Todo eso era mío?

Terminé de acercarme y enseguida sentí como posaba una mano en la parte baja de mi columna, atrayéndome hacia él. Inspire su fragancia característica y me deleite como siempre.

Caminos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora