Me moví incómoda al sentir un toque suave sobre mi piel, ascendiendo lentamente desde mi pierna hasta mi ombligo, dando caricias que despertaban mi cuerpo y no me dejaban seguir durmiendo. Abro mis ojos cuando un tirón en mi pezón envía descargas eléctricas a través de mi espalda y se asientan en mi centro ya húmedo, ahogo otro gemido al sentir un beso caliente en la base de mi pulso y empuño el cabello oscuro en su nuca para que no se separe de mi cuello.
-Lauren... Estoy agotada...- Jadeo sin energías para rechazar su toque, el cual me estaba encendiendo poco a poco. -¡Ah, Lauren!- Me quejo por el chupón que seguro quedará por varios días, quiero detenerla pero mi mente se queda en blanco cuando lleva su mano hacia mi centro.
-Solo tienes que disfrutar, Camila.- Ese susurro se convirtió en mi perdición. Abrí mis piernas aceptando todo lo que me quisiera dar mientras la jalaba del cuello para mirarla a los ojos. -Te ves caliente así.- Mordí mi labio inferior y le sonreí pícara antes de presionarla contra mi boca, en un beso apasionado que llamaba al mismo infierno para que se uniera a nosotras.
Una guerra comenzó entre nuestras lenguas, succionó la mía haciéndome jadear en su boca para después empujarla y morderla con sus dientes. Se acomodó entre mis piernas sin desistir a la batalla, pegó todo su cuerpo al mío y no dejó ni un centímetro de separación, nuestros centros mojados hacían fricción y su movimiento de caderas no se hizo de esperar. Lleve ambas manos a su espalda, arañándola con mis uñas sin poderme controlar el inmenso placer que se estaba armando en mi vientre. Gemí haciendo que nos separáramos del beso y Lauren se instaló al lado de mi oído; sus jadeos roncos eran de lo más excitante que había escuchado en toda mi corta vida.
-Camila...- Los movimientos iban incrementando su velocidad, mis pies posados sobre su culo para hacer más presión en nuestros centros. -Camila...- Su voz me estaba volviendo loca, iba a venirme en segundos y no iba a poder aguantarlo. -¡Camila!- Mi espalda se arqueó y mi cabeza se levantó de la almohada.
-Qué demonios.- Llevo una mano a mi cabeza por el repentino golpe en mi frente, abro mis ojos un poco perdida encontrándome con la polinesia sobándose la nariz. -¿Dinah?- Preguntó confundida.
-Estúpida, calentona.- Murmuró con lágrimas en los ojos, debí pegarle fuerte. -Vine a despertarte porque ya es hora de que te levantes y te encuentro aquí toda sudorosa.- Frunzo el ceño al darme cuenta de lo que dice es cierto, mi cabello estaba pegado a mi frente y por dentro de la camisa sentía las gotas de sudor caer por el valle entre mis pechos. -Eres toda una pervertida, Cabello.- Se burló ya recuperada del choque. Ruedo mis ojos y me acuesto nuevamente suspirando.
-Te odio.- Escuché su risa alejarse y bufé molesta. -Estúpida, Verónica. Me pagará el psicólogo.- Murmuré levantándome para ir al baño.
Abrí la ducha y me despojé de la molesta pijama que se encontraba pegada a mi piel; malditas hormonas. Me relajo bajo el agua tibia e intento sacar todos los pensamientos de mi mente, pero ese trabajo se vuelve imposible al recordar esos ojos verdes llenos de lujuria paseándose por todo mi cuerpo desnudo, ¿qué me está sucediendo? No entiendo como no he podido dejar de pensar en esa noche si ya ha pasado un poco más de una semana, esto de estar soñando con ella y despertarme todos los días en estas condiciones me está agotando mental y físicamente. Suspiro saliendo de la ducha y me estiro para agarrar una toalla, me seco y me pongo una ropa interior cualquiera; no es como si me fuera a encontrar con la ojiverde.
Con una camisa larga de dormir me dirijo al cuarto de mis bebés para despertarlos, y entrando al cuarto me encuentro con la imagen más hermosa que he visto en mi vida, Michael se había pasado a la cama de Dylan y éste lo abrazaba a su cuerpo. Me acerco en silencio y me arrodillo quedando al mismo nivel que ellos, les acaricio la cara quitándoles el cabello de sus ojos y sonrío feliz por tener ese par conmigo.
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¿Destino o Coincidencia?
FanficCamila Cabello es una trabajadora de clase media, quien con tan solo veinticinco años ha logrado salir adelante por ella misma y por sus dos bebés. Quedó embarazada a sus diecinueve años por un simple despiste, su novio la abandonó cuando se enteró...