Agradecía, por todos los dioses que pudieran existir, los días festivos. Me senté en la mesa del comedor con una taza de café en la mano y suspiré relajada, hoy me había salvado de estar cerca de la inglesa. El lunes me había promovido de puesto justo antes de haberme puesto contra su escritorio para jugar conmigo y dejarme caliente, pero el martes fue una historia completamente diferente.
Desde el momento en el que pisé la nueva oficina privada donde trabajaría, la ojiverde no me dio oportunidad alguna de acostumbrarme cuando ya estaba a mi lado, pidiéndome unas cuentas que obviamente no tenía a la mano en ese momento. Se había ido tan rápido como había aparecido, pero no por mucho tiempo. Media hora después, regresó pidiéndome lo mismo que antes, solo que esta vez ya lo tenía listo. Pero el día no terminó así de sencillo.
Luego de eso, estuve acostumbrándome al nuevo cargo que estaría presentando a partir de ahora. Bajé y subí a otros pisos para hablar con algunos trabajadores, solo para ponerme al tanto de cómo iban las cosas. Para el momento en el que regresé a mi nueva oficina, una ojiverde estresada ya se encontraba ahí. Me pidió varios datos, que menos mal tenía en mente y al finalizar se volvió a ir.
Así se pasó todo mi día, intentando acostumbrarme al nuevo puesto mientras la inglesa me visitaba de tanto en tanto con nuevos pedidos, y la verdad es que eso era normal, pero su actitud no. Se encontraba ansiosa, nerviosa, molesta y decepcionada. Cada vez que pasaba por la puerta de mi oficina se presentaba con una emoción diferente, no entendía que le pasaba y eso me tenía los nervios de punta.
Por suerte, hoy podría descansar de todo eso e ir a cualquier lugar que mis hijos quieran visitar, seguro se me unirían la latina y Dinah, lo cual lo haría más divertido y me distraería completamente del pensamiento de "qué demonios es lo que le sucede a Lauren." Terminé de tomarme el café y lo dejé en el fregador mirando la hora, "que bien se sentía despertarse tarde."
Sabiendo que dentro de poco a los gemelos les daría hambre y se despertarían gruñones, me puse manos a la obra con el desayuno-almuerzo. Terminé haciendo panqueques ya que era perfecto para esa hora en la que quieres el desayuno pero necesitas algo pesado para resistir hasta la cena. Teniendo casi terminado todo, me dirigí al cuarto de mis pequeños y los desperté con toda la calma del mundo, después de todo no tendrían que ir a la guardería hoy.
Mientras ambos hacían sus necesidades fui al cuarto de la polinesia y la moví un par de veces hasta escuchar sus gruñidos, sonreí victoriosa y le susurré el secreto para que no se volviera a dormir.
-Panqueques recién hechos y sirope para echarles por encima.- No me dio tiempo de contar mentalmente hasta tres, cuando Dinah ya había salido corriendo al baño.
Salí riéndome del cuarto de mi mejor amiga y me encontré con mis hermosos hijos en el pasillo. Me sonrieron adormilados y les tomé ambas manos para ir a la cocina a comer. Los senté cada uno en una silla y me apresuré en voltear la mezcla que ya se estaba cocinando en el sartén. Serví los cuatro platos y puse en la mesa todo lo necesario para comerlos; sirope, mantequilla, queso y mermelada.
-¡Cásate conmigo y nunca me abandones!- Rodé los ojos sin poder evitar la pequeña sonrisa en mis labios por sus estupideces. –Hablo en serio, Chancho. No te pido mudarte conmigo porque eso ya sería algo serio y yo solo te quiero para que me hagas la comida.- Me reí de lo tonta que sonó y me acerqué para darle un golpe en la cabeza, escuchando su queja.
-Serás idiota. Para tu información, ya vivimos juntas.- Me senté a su lado mirándola burlona mientras por el rabillo del ojo no perdía detalle de mis hijos.
-Oh, cierto.- Miré incrédula a la polinesia y ella solo se encogió de hombros con una sonrisa apenada. –Ando medio dormida, no es mi culpa.- Negué divertida y me decidí por empezar a comer.
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¿Destino o Coincidencia?
FanfictionCamila Cabello es una trabajadora de clase media, quien con tan solo veinticinco años ha logrado salir adelante por ella misma y por sus dos bebés. Quedó embarazada a sus diecinueve años por un simple despiste, su novio la abandonó cuando se enteró...