Culpa 6: ¡Quien te manda zopilote...!

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Esta es la historia de un perro, un  perro  muy triste y desesperado, que cambio el bistec de su casa, por pellejos de la calle.

El pobre perro  no tenia nada que comer, nada aparte de un bistec en la mesa de su casa, y para acompañarlo agua simple. ¡No tenía nada para comer el desgraciado! 

El pobre perro dejó de tomarle gusto al bistec tras comerlo cada día. ¡Si tan solo pudiera salir y contemplar el mundo mas allá de  la reja reclusoria en la que lo tenían encadenado!

Es cierto que el aceptó esas condiciones cuando lo llevaron a esa casa enorme, que poco a poco se convirtió en el claustro. Ese cachorro trascandil aun deseaba salir un poco a divertirse.

De nueva cuenta el bistec estaba allí, enfrente de el, adornado con especias y puesto en charola de plata. 

  "Grrrr"

Le gruño grosero a la carne indeseable.

¡Plac!,

 una oportunidad. La reja fue abierta... 

Ni tardo ni perezoso, El infame perro , por que así ha de ser llamado. salió moviendo las patas en dirección a la libertad.vagó por las calles y plazuelas observando el ir y venir de la gente, 

Una jauría atiborrada de perros jugaba con algo, el vigardo animal aprestó la oreja: Unos perros jugaban con unas correas masticadas. Salió al encuentro de la zapilicera ruidosa, en la que no tardó en participar.

naturalmente el juego consistía en demostrar quien tenia mas fuerzas. Sobra decir que el perro  ganó... ¿quizas la alimentación domestica tendría algo que ver? Es dudoso, después de todo, el tuto creyó ser muy fuerte.

Maloliente y revolcado, comenzó a sentir hambre... "Oh sorpresa". La comida no estaba disponible a los alrededores.Buscó alrededor y el aroma nauseabundo le invadió... no pudo resistirse al aroma, y descubrió que se trataba de unos cueros rancios que el carnicero tiró al desagüe. 

Para no hacerla tan candada, el perro comió con recelo los cueros mojosos. ¡Cuanto daría por el bistec en charola de plata mil veces mejor que eso! 

Pronto descubrió que debía pelear con sus congéneres por  sobrevivir " huir de las pedradas de las personas, evitar ser atropellado por los carruajes y sobre todo, buscar alimento cálido y un lugar seco para dormir.

Y así fue, tardó dos semanas en regresar a casa, pulgoso, revolcado, sucio, maloliente y mas flaco, ¡Sorpresa!, otro perro estaba comiendo SU bistec.

Cuando trató de ingresar  una criada  lo sacó a escobazo, El perro durmió en la fusta calle deseando no haber salido. deseando quedarse en casa y comer su bistec. Tanto le habia llorado el hijo de la dueña, que pronto le llevaron uno nuevo, como reemplazo. La gata no pudo mas que tenerle una lástima morbosa.

¡Quien te manda zopilote, salir al campo a volar! ¿No te podías quedar en tu casa metidote?

Y si el lector no comprende la metáfora, no hablamos de perros ni zopilotes: El perro era un hombre casado y el bistec era el matrimonio insípido del día a día.  Lo demás... Use discernimiento el lector.   

Culpas silenciosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora