Culpas silenciosas

El Polvorín

Basado en historia real

12 de Diciembre de 2017. Un día particularmente hermosos, la vida en santa María de los Ángeles en el estado de Mechoacán trasncurria con alegría, es la fiesta de la virgen de Guadalupe. Hombres y mujeres se arremolinaron alrededor de los atrios de la iglesia para ofrecer las gracias a la estatua de la virgen, mas tarde, cuando la solemnidad y el sentir religiosos pasaran, regresarían a sus casas pare reunirse con su familia, comer y arreglarse para el baile que poco tenia que ver con el sentir y la devoción espiritual.

En una casita de madera entre el monte vivía allí Manuel Juarez, con sus esposa Jacinta, quién estaba embarazada de sus tercer hijo, siendo la mayor una jovencita llamada Gabriela y en medio Miguelito, un pequeño saltarín y alegre.

Ese día por la mañana, Manuel recibía el almuerzo de su esposa, le dio un beso en la panza y bebió de su jarro de pulque, aunque le gustaba el tequila, no había para esos lujos, por eso, con la venta de ese castillo y torito de juegos artificiales tenia la esperanza de comprar en la feria del pueblo una botella de tequila para el, un nuevo vestido para su esposa, unos quixquemel de lana para su hija -quien se levantaba muy temprano a fin de llegar a tiempo a la preparatoria - y un carrito de madera para Miguelito.

Habia heredado de su padre el negocio familiar, un "polvorin". Es decir, una jacal en el que hacian cuetes, cebollitas, castillos, palomas, chilladores y una multitud de juegos pirotécnicos a base de pólvora.

Esa tarde recibió después de almorzar, recibió la llamada del sacerdote Tadeo:

-¡Buenos días! Manuel. ¿Aquí'oras vas a atraer el castillo?, debemos tener todo listo para antes de las cinco.

-Buenos días padre, estoy cargando las cosas en la troka, nomás deme una rato y ahorita llego, primeramente la virgen.

Asi es, cada año el sacerdote organizaba la fiesta del pueblo, pero en el transcurso de los meses no solo habia esa festividad, tambien estaba el día de san Juan, el día de la Virgen de Juquila, las tres caidas de semana santa, o el famosos 4 de Octubre de San francisco de Asís, Y en todos ellos al menos lanzaban unos cuantos cuetes al cielo.

El día transcurrió sin novedad, a excepción que llegaron Luis y Jesús, los hermanos de Manuel para ayudarle a cargar las cosas en la camioneta, y así poder ganarse unos 50 pesos que gastarían en alcohol del mas corriente para mantener el vicio. Manuel por otro lado detestaba emborracharse, pero si le agradaba tomar una copita después de cada comida, como a todo buen cristiano.

Jacinta y Gabriela le dieron nixcomel a las gallinas y guajolotes, un poco de paja a las borregas flacas del corral y unos huesos al una perra y sus cachorros, Miguel jugaba descalzo en la tierra.... Nadie imaginaba la tragedia que estaba por ocurrir.

Eran las 6:00 de la tarde, se estaban demorando mucho, el día estaba por oscurecer aunque a lo lejos se escuchaba a un vendedor de tortillas con su camioneta y grabación con música de banda;

"Lleve sus tortillas calientitas, de maiz puro"...

Evidentemente las torillas ya no estaban calientes.

A las 6:10 Manuel entró corriendo al jacal, mientras legritaba a su esposa que despertaran a Miguel para poder irse, Gabriela se acerco para ayudar a su padre con una ultima caja y sucedió...

Manuel usaba una chamarra sintética, la fricción y el material generaron una chispa, que prendió y una pequeña varita impregnada de pólvora, esa vara prendió a otra y esa a otra, y esa a otra, y esa a otras tantas mas.

Pronto el polvorin comenzó a brillar, algunos cuentes tronaron adentro , espantando a Manuel quien trató de apagar todo. No lo logró, una paloma explotó bajo sus pies, causándole indescriptible dolor y sordera. Pero lo peor estaba por venir.

En un instante elevó la mirada a la salida y observó a Gabriela horrorizada, el fuego estaba alcanzando el contenedor principal. un tambo con 30 kilos de pólvora. Los ojos de impotencia de Manuel, fue lo ultimo que miraron los ojos de Gabriela.

Jacinta salió asustada a ver que pasaba, corría tocándose el vientre cuando una enorme explosión la lanzó por los aires junto con un montón de pedazos de madera, telas y cartones. El cuarto cercano donde Miguelito dormía fue alcanzado por una llamarada que lo destruyó totalmente.

Dicen que la explosión fue tan grande que se escucho a mas de 40 kilómetros de distancia, no lo sé, no puedo asegurarlo, lo que si puedo afirmar es que tembló la tierra a mas de 22, Las casas se cimbraron y los vidrios emitieron pulsaciones.

Cuando llegó la autoridad pertinente no encontraron a nadie con vida, de hecho, no encontraron concretamente a alguien, no hasta que revisaron el perímetro y encontraron entre los escombros a Miguelito, gravemente herido en la cabeza, abdomen y quemaduras muy graves.

El caso conmovió a la comunidad, ese día no hubo castillo de luces, No lo hubo hasta que el sacerdote Tadeo trajo otro de dios sabe donde. Los hombres malgastaron su dinero en mujeres y alcohol y las mujeres lo malgastaron en rosarios y rosas para la virgen.

Y así trascurrió, entre jolgorios y borracheras el 12 de Diciembre, al mismo tiempo que la tragedia de la familia "cuetera" y la explosión del "polvorín". Aunque era un oportunidad para mostrar la caridad y el amor católico, nadie fue a darles cristiana sepultura. lo hicieron los forenses, el sacerdote no ofició misa por el eterno descanso de sus almas porque no había quien la pagara.

A Miguelito se lo llevaron las autoridades y se debatía entre la vida y la muerte, fue lo ultimo que supe.

¿Por que le pasan cosas malas a la gente buena? ¿Cuantos mas tendrán que morir en los talleres de fuegos pirotécnicos? Y hallé algo importante: Los principales pedidos de estos establecimientos serán usados en fiestas religiosas que poco tienen que ver con el amor a Dios.

Al año siguiente me llené de indignación, el sacerdote ordenó un castillo de fuegos artificiales para conmemorar el día de la virgen. ¿Acaso no sentirá un poquito de culpa por ser el causante indirecto de 4 muertes?

La respuesta es ¡No!