Mitch estaba inquieto; esa era la palabra que más se asemejaba a su estado actual. Su vida parecía haberse puesto de cabeza en tan solo un par de días y su maldito celo seguía haciendo de las suyas con su cuerpo. Por lo menos ahora tenía algo más de control sobre sus reacciones. Decidió que la mejor opción era permanecer encerrado en su cuarto hasta sentirme más como él mismo.
Eso hizo, durante los próximos dos días. Fue un ermitaño que solo interactuó con Kirstie cuando iba a verlo para asegurarse de que comiera y se duchara. Todo el tiempo ocultó la prueba de su irresponsable conducta con Scott. Procuró hacer todo lo humanamente posible para cubrir su reciente marca y fue exitoso. Aunque su amiga le preguntó varias veces porqué estaba tan extraño, Mitch solo le echó la culpa a su celo.
El celo por fin estaba terminando de irse de su cuerpo. Lo que se negaba a salir de su cuerpo y su mente, era el recuerdo de Scott Hoying. Esas imágenes que llegaban a su cerebro parecían una droga de la que se había vuelto adicto en muy poco tiempo. Lo pensaba y lo anhelaba... y luego lo detestaba con todo su ser.
Había llegado a la conclusión de que no va a permitir que una equivocación, por muy grave que fuese, arruinara su vida.
Era cierto, estaba marcado. Mientras antes lo aceptara, más rápido podría buscar alguna solución para poder seguir con su vida. Era un gran error, pero estar marcado no dice nada de él. Aún puede ser el Mitch libre que siempre ha sido. Claro que tendría que lidiar con los estúpidos prejuicios de la puta sociedad. Pero eso no lo obligaría a llevar una relación que no quiere. Porque no la quiere, obviamente no quiere tener ningún tipo de relación con alguien que no conoce en lo más mínimo, que nunca había visto, con quien no tiene nada en común, con quien seguramente nunca se hubiera topado de no ser por su estúpido celo.
*
Al día siguiente fue a trabajar, Avi lo volvió a regañar otro poco y se mantuvo lejos todo el día, por si acaso. El instinto de Alfa de su amigo le decía que había algo diferente con Mitch, algo en su aroma había cambiado. Quizá fuesen solo los residuos del reciente celo, pero de todas formas una diminuta idea se plantó en su cabeza.
Mitch agradeció que sus amigos lo dejaran trabajar relativamente solo, aun no estaba de humor para mucha interacción social, sobre todo cuando se sentía tan distraído. Ya le habían preguntado varias veces si le ocurría algo, ya le habían dicho que se veía contrariado, incluso compañeros de trabajo que no tenían idea de que Mitch acababa de salir de su celo. Intentó calmarse y actuar lo más natural posible, pero era estúpido hacerlo cuando el termostato del Museo de Bellas Artes mostraba una temperatura de 28 grados y Mitch estaba con un chaleco de cuello alto. Estaba sudando como loco y el saber que no podía quitarse la prenda, porque dejaría al descubierto su nueva y permanente marca, lo podía más y más nervioso.
Estuvo más que agradecido cuando el reloj le indicó que podía marcharse. Se despidió rápidamente, excusando de varias invitaciones de sus amigos y colegas. No quería estar con mucha gente, su cuerpo aun e sentía un poco raro; y su mente... bueno, su mente era un cuento totalmente diferente.
Caminó en la noche fría, intentando aclarar sus pensamientos.
Era ridículo siguiera pensar en compartir más con el Alfa ese, Scott.
Podía vivir con la marca y buscar el coraje necesario para enfrentar al mundo y sus prejuicios.
Quizá, si ahorra mucho mucho durante un par de años, pudiera hacerse alguna cirugía estética para borrar la marca.
Ufff era confuso todo y no existía ninguna solución de corto plazo.
Cuando llegó al edificio, tomó las escaleras en vez del ascensor, todo lo necesario para cansar mucho a su cuerpo, en un intento de dormir cansando para que su mente no pudiera volver a arrastrarlo al insomnio.
Se detuvo frente a su puerta, pero no entró, todo lo contrario. Se giró y miró con infinita concentración la puerta del departamento de Scott Hoying . El hecho de que hubiera perdido la noción del tiempo solo mirando su puerta , lo enfado. Mitch no había pedido nada de esto, había sido un completo error, podría haber sido cualquiera.
Y sin embargo, solo quería verlo. Ansiaba reflejarse otra vez en esa mirada azul y sincera. Intentó convencerse de que esas ganas de verlo se debían a la conversación que tienen pendientes; pero la parte honesta de su pecho sabía que simplemente algo tenía el Alfa, que lo ataba y encandilaba con su luz.
Respiró profundo.
Quizá ya era momento de tener esa importantísima conversación.
ESTÁS LEYENDO
My Alpha? No thanks. (Scömiche)
FanficNinguno se lo esperaba. Ninguno quería que sucediera. Ninguno pudo resistirse. *** Omegaverse, Scömiche. Advertencia por contenido para adultos y lenguaje fuerte.