02: Se pondrá peor.

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Como si la realización hubiera gatillado todo tipo de reacciones en su cuerpo, Mitch de inmediato sintió el calor en su cuerpo, esa fiebre extraña que ha reprimido durante tantos años.

−¿Cómo mierda dejaste que sucediera?!

Avi estaba histérico, gritó un poco y lo regañó otro poco más. Hasta que sus instintos le decían que dejara de gritar y empezara a hacer otras cosas con el chico, entonces dejó a Kirstie a cargo y salió por la puerta a grandes zancadas, maldiciendo por lo bajo. Si no tuviera tanto autocontrol.... Si Mitch no fuera su gran amigo...

El peculiar olor del Omega en celo lo tenían nervioso y alterado; no quería estar ahí, el olor era demasiado tentador y debía recordarse quién era Mitch y que no le perdonaría hacer una estupidez en nombre de los instintos.

Avi era un amigo leal, por mucho que sus sentidos de Alfa quisieran dominarlo, él también compartía las creencias de sus amigos, de que las personas no están predestinadas por cómo nacieron. Y sí, a lo largo de la historia ha habido muchos Alfas que se excusan de sus condiciones biológicas para lastimar y abusar a Omegas. Algo así como la típica excusa de los hombres estúpidos diciendo que es culpa de las mujeres 'vestirse muy provocadoras' y que ellos no puedan resistirse. Así mismo, sigue habiendo Alfas imbéciles que se valen del 'Ese/a Omega me provocó' y del 'Estaba en celo, se me lanzó encima, se me ofreció'. Pues él jamás se aprovecharía de otra persona, mucho menos de su amigo. Así que se obligó a salir de ahí, sin negar que estaba molesto por Mitch por ponerlo en esa situación, pero ya lo había regañado bastante y después de todo, a él le esperaba una semana de mierda por delante.

Para cuando Kirstie logró llevar al alterado Mitch al auto, Avriel ya había hablado con su jefe. No sabían cómo se las había arreglado o qué excusa le habría dicho, eso o encontraron al jefe de muy buen humor. Es cierto que en la actualidad los omegas tienen muchas más oportunidades, pero la brecha de igualdad seguía siendo amplia; y pedirle a un gerente que le diera una semana libre a un Omega porque simplemente había olvidado tomar­­­ sus supresores, nunca era una buena idea.

Pero al parecer Avi lo logró, así que Kirstie estaba conduciendo a Mitch a su departamento, donde lo estaba esperando otro regaño, muchas duchas frías y varios días de sufrimiento.

Mitch estaba vuelto loco. Sus sentidos estaban sobreestimulados. Las luces, la gente... los olores. Su cabeza apuntaba en varias direcciones diferente, sus olores eran demasiados característicos, demasiado deliciosos. Kirstie sabía lo que estaba haciendo. Cada vez que Mitch miraba por la ventana como un perro esperando un hueso, era porque en la acera iba caminando algún Alfa.

La chica no hizo ningún comentario, le había tocado ayudar a más de alguna amiga omega antes durante sus celos y la verdad es que no era nada agradable. Mitch, en el asiento de al lado, seguía quejándose y retorciéndose sin parar. Cuando llegaron a su edificio, la menuda chica tuvo que prácticamente arrastrar al Omega hasta su departamento.

−Están en todas partes− gruñó, tomando su cabeza –Sus olores... mmnecesito...

Estuvo a punto de meterse a un departamento desconocido, así que Kirstie lo tomó con todas sus fuerzas y lo subió al ascensor.

−Lo que necesitas es estar solo, Mitch. Y no hacer ninguna estupidez. – Dijo firmemente la muchacha, lo suficiente para que Mitch cerrara la boca e intentara comportarse.

Cuando alcanzaron la puerta de Mitch, Kirstie lo envió a su cuarto por una ducha. Mientras tanto ella encendió velas aromáticas y quemadores de esencias por todo el lugar. Rogando que lograran disimular los olores que sabía que Mitch sentiría con sus sentidos alborotados.

Habían pasado unos quince minutos y Mitch estaba siendo bastante silencioso. Así que la chica caminó hasta su cuarto para chequear su estado.

Mitch estaba siendo silencioso solo porque una de sus manos estaba cubriendo su boca, mientras que con la otra se acariciaba por encima de la toalla que cubría su entrepierna. Estaba sentado en la cama, con el cabello aun mojado y las mejillas encendidas.

−Dios Santo! – Exclamó su amiga, cubriendo sus ojos.

−Mhh ahhh Kirstie, duele− Se quejó Mitch, con un sonido extraño que incluía deseo y malestar, todo junto.

−Lo sé, Mitch, pero debes prometerme que te controlarás. Ya no hay nada que hacer, solo debes resistir un par de días. Recuerda quien eres, tus principios y esas cosas...

Decirlo era fácil, pero los instintos del Omega le gritaban por salir a la calle y lanzarse sobre el primer Alfa que se le cruzara. Necesitaba aliviar la tensión. El dolor en su zona inferior se hacía cada vez más insoportable, estaba mareado y caliente, en todo los sentidos posibles. La fiebre recorría su cuerpo y se sentía húmedo y excitado.

−Sí... sí. Lo siento. − Kirstie se giró para mirar a su amigo, quien estaba frotando sus ojos y limpiando el sudor de su frente. –Mierda. Me siento horrible.

−Lamento decirte que puede que se ponga peor. Ya es tarde, pero por la mañana pasaré por la farmacia a ver si puedo encontrar algo que disminuya el dolor, ya no podemos hacer nada por calmar el celo, pero por lo menos podemos intentar hacerte dormir.

La chica fue al baño a buscar algo en los cajones de Mitch y volvió a él con paso firme. Se detuvo en seco cuando Mitch la miró con unos ojos desenfocados que daban miedo.

−Hueles a Alfa− Dijo, fuerte y claro... y con un dejo de desesperación en la voz.

−Claro que huelo a Alfa− dijo rodando los ojos –Duermo con Jeremy cada noche.

Se dispuso a caminar hasta la sala una vez más, para comprobar que las velas y esencias estaban haciendo lo suyo; pero Mitch tomó una de sus muñecas y la atrajo otra vez, hasta que estuvo en frente del chico en celo.

−Por favor... tu olor− Sin soltarla, puso su otra mano directo en el muslo de su amiga, la que abrió los ojos en sorpresa e indignación –Tu... tu puedes...

−Mitch! – Gritó la chica, soltándose de su agarre y retrocediendo varios pasos. Alzó la cabeza y habló con su tono más rudo −¿Estás loco? No voy a tener sexo contigo, ni nada por el estilo. Lo dejaré pasar hoy, pero cuando pase tu celo quiero una disculpa formal. Volveré en la mañana con medicamentos y espero que entonces no hagas ninguna estupidez como esta.

−Ohhh Kirstie... lo ssiento− dijo, sus manos empuñadas con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos. La imagen le ablandó el corazón a la chica, sabía que las hormonas estaban estropeando su cerebro –Lo siento.

Kirstie suspiró.

−Okey− Puso un frasco en la mesita de noche de Mitch –Debes seguir tomando sus pastillas anticonceptivas cada mañana. No lo olvides. Me voy y me llevo tus llaves... y por favor compórtate Mitch. 



My Alpha? No thanks. (Scömiche)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora