Capítulo 10 :Esa Es La Historia

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Voy a durar un poco en subir más capítulos, ya tenía este totalmente escrito, pero cuando me conecte para subirlo el borrador se borro completamente
Jaja se borro, que ironía, estoy tratando de tomar esto con seriedad, pero realmente estoy súper molesto con esto...

Holuu, se que ha pasado un tiempo desde que subí capítulo, pero........ Con ustedes por fin el capitulo 10 Jajaja

Nos vemos al final del capítulo.

Atte: Sho7u7.

Narrador Omnipresente. 

Es imposible conocer completamente a alguien, aunque esa persona viva en tu misma casa. 

El reloj marca las 4 de la tarde y Matías decide volver a casa luego de haber salido de un bar cercano. 

Antes de entrar a la casa, saca su celular del bolsillo trasero y llama a su hermana Rebecca. 

¿Estas en casa?—. Pregunta Matías apenas y la llamada es contestada. 

Si—. Hay un problema con el sonido de voz de Rebecca. 

¿Pasó algo?—. Pregunta Matías aún sin entrar en la casa. 

—Estoy bien—. El tono de su voz se cambio totalmente. 

—Iré a casa pronto.

—¿Podrias traer helado?—. La voz de Rebecca volvió a ser como la de una niña pequeña apunto de llorar. 

—Llegaré a casa y ambos iremos por helado, ¿esta bien?—. Matías hizo un esfuerzo por hacer que se tranquilizara. 

—Si. 

Narrador: Rebecca

Después de que Matías llamara me sentí más tranquila, aunque fuera por un momento sentí como si fuera mi padre intentando consolarme. 
Mientras recojo mi cabello con una banda elástica miro a través de la ventana. 
Justo en la acera de enfrente esta Matías fumando un cigarrillo apunto de terminar. Al parecer ya estaba ahí antes de llamar. 
Seguí mirando por un momento y después continúe vistiendome con una blusa roja algo ajustada y una pantalonera negra.

—Ya llegue, espero que estés lista—. Es Matías, su voz se escucha por toda la casa.

—Ya voy—. Comienzo a bajar las escaleras.

—Andando cariño—. Me toma del rostro para besar mis mejillas, esta es una costumbre rara que tiene.

Salimos de la casa como si tuviéramos prisa y de un momento a otro el ya estaba a punto de subir en su motocicleta.

—Hoy es un lindo día, hay que caminar un poco—. Dije mientras lo miraba sobre su motocicleta.

—Esta bien, caminemos.

Comenzamos a caminar por la acera sin mencionar una sola palabra y cada segundo se volvía más incómodo y aburrido.

—¿Te divertiste anoche?—. Soltó la pregunta como una cuchilla.

—¿De que hablas?—. Comencé a caminar un poco más rápido.

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