Maxim Millenium {7° Cuento}

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Narra Millenium.

Hoy sería el día en el que el Poderosa Fe ganaría al Instituto Raimon 1-0; o al menos eso era lo que pensábamos hasta que ese par de traidores se rebelaron.

Al principio solo fue una broma por parte de los hermanos, pero justo después de que Infinity intentara hacerle una entrada a uno de los jugadores de su equipo ambos reaccionaron.

No tardaron nada en chutar a portería y marcar un gol. Empatando los marcadores antes de que se acabara el primer tiempo.

Durante el descanso nuestras miradas se cruzaron constantemente, aunque su flequillo tapara la mitad de su cara, su precioso ojo anaranjado me dejó hipnotizado hasta que sonó el pitido que anunciaba el comienzo de la segunda parte.

-¡Ilusionista Trickster!- Saqué mi espíritu guerrero y sin esperar nada usé mi super-técnica.- ¡Caja de sorpresa!- Deshice fácilmente el empate dejando los marcadores 2-1.

Me sentía observado, más de lo que se puede estar en un partido de fútbol. Era ella otra vez, Alice Blade, la que hace unos minutos era una imperial, o se suponía que lo era... ya no sé qué creer.

Su mirada ahora mezclaba un leve gesto de tristeza e ira que no me gustaba nada. Yo le devolví la mirada pero poco después el capitan me dio un pequeño empujón en la espalda obligándome a volver a la realidad.

-Millenium, céntrate en el partido.- Me ordenó.- Aunque esos dos nos hayan traicionado nuestras órdenes siguen siendo las mismas.

-Para mi mala suerte.- Añadí entre murmuros.

-Tranquilo veras que cuando acabe el partido ya te has olvidado de ella.- Dijo convencido.- Vamos.

En el fondo supe en todo momento que no sería tan fácil olvidarme de su cabellera añil, su ojo naranja ni de todos esos momentos que vivimos juntos, tanto en El Santuario como en las quedadas que hacíamos a escondidas de su familia, sobre todo de su hermano.

-¿Por qué Maxim?- Me preguntó Alice una de las veces que intenté quitarle el balón.- ¿Desde cuándo te ha dado igual lastimar a una persona hasta tal punto que no puede volver a andar?

Su pregunta no solo me dejó sin palabras, sino que también me dejó completamente inmóvil. Ella no aprovechó de ninguna forma eso, simplemente fijó sus ojos en mí.

-¡Si solo vas a interrumpir aparta, niñata!- Gritó uno de mis compañeros.

-¡Cuidado, Alice!- Le di un empujón para apartarla de la terrible entrada que iba a hacerle Utopía.- ¡Estás bien de la...

Dos pitidos se escucharon para después dar paso a la coz del comentarista.

-El jugador Maxim Millenium queda expulsado del partido por empujar a una jugadora del equipo rival. Su sustituto será...

Alice estaba bien y eso era lo único que me importaba. Antes de abandonar el campo la miré por última vez, esa vez mostró una sonrisa. En el tiempo restante solo atendía al partido, que ganó el Instituto Raimon.

* * * Por la tarde* * *

Me encontraba tumbado en las gradas del campo de fútbol, con los ojos cerrados queriendo olvidar toda esa mañana.

-No pareces muy animado.- Al lado de mi cabeza se sentó la misma chica que hace unas horas había salvado de acabar en el hospital.

-¿Cómo estarías tú si te sintieras traicionado por una persona importante para ti?- Puse mi mano sobre mi frente.

-Mmh...- Dijo pensante.- Pues si una persona importante para mí me traicionara, obviamente, me sentiría fatal.- Acarició mi pelo.- Lo siento, pero me pone de los nervios ese juego tan sucio que tenéis, y mucho más si vais buscando la lesión de un jugador.

-No tengo la culpa si es lo que nos manda el entrenador.- Me excusé.

-De todas formas tranquilízate, esto solo ha sido un pequeño desliz, destrozaré al Raimon junto con mi hermano.- Besó mi frente.

-Eso me da...- Se fue sin apenas dejarme acabar. Puse una de mis manos en mi frente sin saber cómo reaccionar.

* * *Día del partido contra la Rotal* * *

Desde ese momento comencé a sentirla cada vez más lejos. Hasta que se pasó definitivamente al lado de la revolución. Miraba alegremente los marcadores, completamente orgullosa de la victoria de su equipo.

Como la gran mayoría de los jugadores ya había salido de los vestuarios decidí quedarme un rato más en frente de la puerta con la esperanza de que la única jugadora femenina saliera también de ahí.

-¿Maxim?- Alcé levemente mi vista encontrándome con ese hipnotizante ojo naranja. La chica mostró una reacción bastante nerviosa y confundida.

-Hola, Alice. Tengo que hablar conti...- No pude acabar mis palabras.

-Ya lo sé hemos traicionado al Sector Quinto, sabemos lo terrible que es eso y las consecuencias que podría tener.- Me crucé de brazos esperando que acabara de soltar el enorme párrafo que seguro diría.- Pero no podía aguantarlo más, ya estaba cansada de obligarme a mí misma a soportar tanta injusticia en el deporte que tanto nos gusta a mis hermanos y a mí. No te pido que lo comprendas, tampoco que no me guardes rencor por ello, pero por favor, nunca olvides esos momentos felices ni pienses que han sido una pérdida de tiempo.

-Wow, no me esperaba ese último giro del guión.- Levanté mi ceja derecha algo sorprendido- ¿Te has quedado a gusto soltando todo ese párrafo?- Me miró confusa.- No he venido por eso.- Le aclaré.- Bueno, en realidad, si que está algo relacionado con eso, pero vengo de parte de mí mismo y de nadie más. Al igual que tú yo también atesoro mucho los momentos que antes pasamos juntos; de hecho, no quiero perderlos; sin embargo, lo que estoy perdiendo es mi presente contigo.- La abracé cariñosamente sin ejercer nada de fuerza para que, si se sentía incómoda, pudiera soltarse fácilmente.- Cada día te noto más lejos y no me gustaría llegar al punto en el que nos tratemos como desconocidos.

Mi abrazo fue correspondido a la vez que una mano acariciaba delicadamente mi mejilla.

-Maxim...- Se aferró con más fuerza a mí.- Yo... tampoco quiero eso. Lo que quiero es estar contigo, no me importa que tengas otra forma de pensar respecto al fútbol.- Sin esperar ni un minuto más juntó nuestros labios. Yo tardé unos segundos en reaccionar.

Cuando me hice a la idea de que la chica de la que estoy enamorado siente lo mismo por mí le devolví el beso a la vez que entrelazaba nuestros dedos de ambas manos y apoyaba su espalda en la pared.

Al separar nuestros labios ella rodeó mi cuello con sus brazos mientras me miraba con una leve sonrisa.

-No tienes ni idea de cuanto te amo.- le aparté el flequillo de su cara y besé su frente.

-Yo también te amo mucho, tanto que mi amor por ti duraría más que un milenio.- Dijo en un tono burlesco.

-¿Desde cuándo has sido tú tan graciosa?- La acerqué a mi cuerpo por su cintura.

-Desde que te ha visto. No sé por qué será.- Se escuchó la voz de su hermano.- Pareja, hay que irse de aquí.

-Adiós, Maxim, nos veremos otro día.- Volvió a besar mi mejilla y se fue con su hermano.

Yo observaba como ambos se retiraban sabiendo que esa gran abismo que se abrió entre Alice y yo era cuestión de tiempo que se cerrara.

Inazuma eleven & go One-shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora