Narra Noa.
Miré mi reflejo en el espejo: Mi largo pelo castaño, tan claro que parece rubio, estaba recogido en una coleta alta; unas gafas de montura azul turquesa, a juego con mi gorro, enmarcaban mis ojos verdes.
¿Cuál es el motivo de que estuviera arreglando? Simple, demasiado para tener que vestirme con mi gorro favorito: La selección italiana de fútbol, Orfeo, regresaba a Italia con un tercer puesto en el mundial.
Y como ningún compañero de clase tiene nada mejor que hacer pues se les ocurrió decir: «¡Ey, vamos a recibir a Paolo y a los otros al aeropuerto!».
Así es como acabé esperando como una idiota, mirando a través de una enorme ventana, como un avión tras otro aterrizaba... ¡Y la maldita selección no bajaba de ninguno de ellos!
Harta ya de malgastar mi mañana, y si seguía así el día entero, me fui, diciendo como excusa que me dolía la barriga mientras mostraba una sonrisa, aparente amigable.
Tras andar unos minutos, con mis oídos envueltos en mi amada música, por calles en las que extrañamente no había nadie, llegué al orfanato en el que vivo sin sufrir ninguna distracción.
Introduje la llave en la cerradura y abrí la puerta cuando alguien agarró mi hombro. Me giré para ver quien era y unos brazos me rodearon en un cálido abrazo.
-¡Cuánto tiempo, Noa!- Le devolví el abrazo al castaño y le mostré una de mis sonrisas, a pesar de que él ya supiera que no son sinceras.- Parece que no has cambiado nada, Smaily.- Dijo poniendo énfasis en la última palabra.
-Hola a ti también, Bianchi.- Me separé de él a la vez que me giraba dispuesta a entrar en "mi casa"- Y adiós.- Hablé fríamente.
-Rectifico: Sí que has cambiado, me vas tomando asco por momentos.- Se llevó una de sus manos a su frente.
-Yo no he dicho eso.- No me giré para mirarlo.- Si tú me has malinterpretado es tu problema.- Al contrario de lo que pudiera parecer no tenía ninguna intención de ofenderle.
-¿Entonces, por qué tanta prisa?- Preguntó acercándose más a mí y sujetando la puerta, muy posiblemente con la intención de que no pudiera cerrarla.
-Llevo toda la mañana esperando en el aeropuerto, no tengo ganas de perder ni un segundo más de mi preciado tiempo.- Respondí tranquilamente.- Y menos rodeada de mis compañeros de clase.- Murmuré
El rostro del chico me miraba de forma interrogante y curiosa, queriendo incitarme a seguir hablando. Yo me adentré más en el gran edificio sin decir ni una palabra pero él también entró conmigo.
-¿Eh, qué hac...
-¿Entonces a mí también me consideras una persona falsa a la que solo le interesa hablar contigo para creer que tú tienes una buena opinión sobre mí?
-Es una buena forma de resumir a la clase.- Afirmé sin mostrar mucha sorpresa.
-Es cierto, se me olvidaba que todo el mundo, incluida tú, tiene más de una cara.- Finalizó con un tono de voz que parecía algo triste.- Siento haberte hecho perder más de tu valioso tiempo.- Sus palabras me enfadaron bastante, demasiado.
-¡¿Acaso el gran Paolo Bianchi, el meteoro blanco de Italia, se comportaría de una forma distinta a mí si lo único que hubiera recibido a partir de los 5 años hubieran sido gestos fríos y de odio como acoso u operaciones por culpa de su nacimiento?!- Le grité con todas mis fuerzas, tanto que incluso podría afirmar que se me quebró la voz.
-Noa...- El castaño estaba sorprendido, era la primera vez que él (más bien que alguien) me veía tan alterada. Sus ojos se dirigieron hacia el suelo y su rostro se ensombreció.- No pensaba que tú fueras capaz de juzgar a alguien sin conocerlo.
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Inazuma eleven & go One-shots.
FanficSí, son one-shots de Inazuma Eleven, pero les quiero añadir una pequeña "mejora" mía para intentar hacerla más interesante. Espero que os guste. Si en algún momento queréis que haga una segunda parte sobre un one-shot, o directamente escribir sobre...