Lettre 15: Merci

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Querido gatito:

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Querido gatito:

Se me hace difícil creer que el próximo segundo te amare más de lo que te amo ahora, pero así es. Cada instante que paso contigo me hace amarte más y más.

Estaba en la habitación del hospital y llegaste en tu forma gatuna a saludarme. En tu mirada podía notar como traías algo en mente.

"La invitó a una cita, ma Lady" me dijiste ansioso. De tu espalda arrojaste tu mano frente mío, y ahí, desenvolviste para dejarme ver algo que ya hacía mucho deje en el olvido.

Los pendientes de Ladybug. Se los pediste a ella para dármelos, solo por hoy.

"Su energía te mantendrá fuerte el tiempo que estés conmigo" sonreíste débilmente. Me los coloque y repetí esa frase que ya tenía grabada en la memoria.

Volví a sentir mi cuerpo fuerte, ágil, joven. Tomaste mi mano, y juntos volvimos a aventurarnos por las ráfagas de París como aves en otoño buscando a donde migrar. Volvimos a ser esos dos adolescentes que solo vivían el momento sin temor al mañana, cargados de una gran responsabilidad y aún así sonreír sin más.

Volvimos a ser esos ciegos que no se dan cuanta de quién está a su lado.

Amor mío, siempre hayas la manera de hacerme increíblemente más feliz.

Llegamos a la punta de Eiffel, aquel lugar que solo nos pertenecía a los dos y donde pasamos nuestros recuerdos más maravillosos. Y ahí pude observar mi amada París cubriéndose de los colores anaranjados del atardecer, siendo tan majestuosa como siempre lo fue, imponiéndose para mostrarme que podría seguir sin mi. Que honor fue, haber sido la protectora de la ciudad del amor.

Voltee. Los rayos del sol resplandecía sobre tu dorado cabello, tu piel llena de color indicaba una sana vida por delante, analice cada detalle de tu rostro plasmándolo para siempre en mi memoria, grabe en mi mente cada pequeño detalle de tus maravillosos labios.

Y esos ojos, esos ojos que me enamoraron desde el primer instante que me permitieron conectar con ellos. Verde esmeralda, un verde inigualable y espectacular, lleno de millones de emociones que ni siquiera tú eres capaz de comprender, un verde que siempre sacara lo mejor de ti.

Amor mío, eres maravilloso. Jamás lo olvides.

Tus labios sonreían, tu mirada lloraba.

"No quiero que te vayas" me dijiste ya derramando más lágrimas. No pudiste mantener más tu sonrisa y te rompiste nuevamente ante mis brazos. Te deje llorar todo lo que debías. Fuiste fuerte, pero no siempre es bueno ser fuerte. Te quebrabas y te ahogabas entre tu propio llanto. Me dolía verte así, me dolía saber que esto era por mi, me dolía no verte sonreír.

Pero me habías dado energías ese día, yo debía cuidar de ti hasta el último segundo de mi vida.

"Te prometo que nos volveremos a ver" tire para calmar tu llanto. Alzaste tu mirada cristalizada y confundida. Sonreí para inspirarte seguridad, hiciste tu mayor esfuerzo para lograr responderme de igual forma.

"¿Cuando?" Preguntaste con dolor.

"Ya llegará su momento. Y cuando sea así, nunca nos volveremos a separar, gatito." Te dije con entusiasmo. Sabías a lo que me refería, y aunque pude ver que no estabas del todo de acuerdo, aplacaste un poco tus lágrimas.

"Entonces este no será un beso de despedida." Te acercaste a mi y sin pena, tomaste todo lo que necesitabas de mis labios. Los torturaste a tu gusto. Los absorbías y los soltabas hasta dejarte extasiado. Volviste lo nuestro eterno en tan solo unos segundos. Ni siquiera el aire se lograba infiltrar entre nosotros.

Fue así, hasta que por fin. Logré volver a ver una sonrisa en tu rostro, y escuche tu maravillosa risa. Esa melodía que amare con cada parte de mi alma hasta el fin de los tiempos.

Y ahora, estoy aquí, de vuelta en el hospital. Esperando el cerrar de mis ojos para no volverlos a abrir. No me has dejado sola. Permaneces viéndome con una sonrisa hasta el final. Gracias por todo eso.

Sé que cuando leas esto, sentirás otra vez caer en debilidad, pero aquí te tengo las frases que te prometí.

1. Vive cada día con una sonrisa. No las desperdicies en tristezas.

2. No te ahogues en pena si no es necesario. Respira hondo y déjalo pasar.

3. No te enojes con el mundo por más cruel que este parezca. Busca siempre la belleza en todo lo que te rodea.

4. No te dejes engañar por los ojos, ciérralos un instante y ponte a pensar en todo lo bueno que te ha dado.

5. Mi vida no es para que la llores. Me siento orgullosa de haberte hecho feliz, de haber pertenecido a ella. Siéntete feliz de haberle dado más valor a mi vida, de haberme hecho sonreír, y que gracias a ello podré irme en paz conmigo.

6. Llora cuando lo necesites, pero no permitas que esto sea eterno. Puedes terminar matándote a ti mismo si lo haces, y tú vida no es para eso.

7. No busques alguien que te haga reír, solo busca razones para hacerlo. Ríete de hasta el chiste más malo e incoherente. Busca siempre una razón para ser feliz, y ahí te puedo asegurar, que sin quererlo hallarás a la persona que ría contigo. A esa mantenla a tu lado.

8. No te niegues a volver a amar. Ama cada segundo que respires, ama tu vida, ama tu familia, ama a alguien. Vuelve a aventurarte en ese loco sentimiento sin miedo.

9. Se dueño de tus sueños, no dejes que alguien más te los arrebate.

10. Cada mañana, dile a la vida: "Si puedo"

Me preguntaras de donde he sacado todo esto. Es irónico, pero fuiste tú quien me lo mostró con cada momento que te dedicabas a estar a mi lado.

Amor mío, me hiciste feliz. Ya ansío otra vez nuestro reencuentro.

Gracias por nuestro amor.

Tu princesa

Tu princesa

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Solo falta el epílogo.

Para quien se pregunta. Al poco rato que terminó de escribir esto, ella murió,

Cœur frustréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora