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Este capitulo esta dedicado a CaroAlvarezM :3 gracias por apoyarme y seguir conmigo amiga mía.
Paso aproximadamente una semana desde aquel extraño encuentro que tuvo Merida con el chico llamado Hiccup, algo que en un principio no le dio importancia pero le ocasionaba cierta incertidumbre.
Para quitar aquellos pensamientos se dedicaba al 100% en su rutina, lo que buscaba era distraerse lo suficiente para evitar pensar en aquellos ojos verdes, sin embargo en su mente había confusión por su comportamiento y curiosidad por la razón en que no la trato con indiferencia.
<<—Tranquila, no te hare daño—comento al momento de ver la desconfianza que le tenía—Te lo prometo— >>, fueron las palabras que aun sonaban en su subconsciente.
En todo lo que había pasado de su vida nadie que no fueran los otros sirvientes la habían tratado u hablado de esa forma, básicamente lo suyo era servir y no decir alguna palabra para evitar problemas. Durante un breve momento pensó que si lo hacía era por hacerle alguna broma o para ganarse su confianza y golpearla más tarde como todos, pero nada de eso pasó.
Su comportamiento resultaba tan extraño que ni ella misma lo comprendía, no era normal que un vikingo tratara bien a los suyos. En su mente venían aquellos recuerdos dónde Jack y ella eran maltratados por la sociedad, las miradas y comentarios e incluso los golpes era lo único que ellos conocían.
<<—¿Por qué alguien se atrevería a hablar o tratarme bien?—cuestiono mentalmente—Todo mundo sabe que somos inferiores, que no es correcto hacerlo—>>
Algunos la habrían llamado loca, incluso ella misma pensó que había perdido la cabeza. La sola idea de pensar que podría llevarse bien con alguien....un vikingo cómo Hiccup...
Pero él no era igual que los otros vikingos, lo que ocasionaba que le intrigara más su comportamiento.
Rápidamente sacudió su cabeza para sacar esa idea de su mente, las cosas no podían ser así, jamás serían de esa manera.
—Soy una ilusa—con mal humor quitaba el heno del establo—¿En qué pensaba?, ¿Qué alguien como él puede ser amigo de alguien como yo?—con llena de enojo dejo incrustado el trinche en el suelo—Despierta Merida, las cosas no son de esa manera. Obviamente es igual que los demás, solo....—más no termino la oración.
—¿Quién es como los demás?—aquella voz hizo sobresaltar a la pelirroja.
Con algo de temor por maldijo su suerte, estaba claro que Jack tenía razón y debía mantener cerrada la boca. Al girar una vez más vio la figura delgada recargada sobre una de las columnas de madera, una sonrisa broto de sus labios mientras Merida buscaba que decir en ese momento.
—¿Qué hace usted aquí?—buscaba ocultar el tono de molestia—Este no es lugar para un señorito, y sobretodo está prohibido que los desconocidos entren—
