El árbol de la libertad

La llegada del fauno

     ¿Dónde estaba Jace? Digory notó que tardaba mucho, ya no había tanto ruído, y Jace no había regresado a pesar de eso. En ese momento los animales hicieron un pasillo, para dejar pasar, pero… ¿a qué o a quién le hacían sitio? Cuando se fue acercando, Digory vio a Jace, y siguiendo a este, el fauno. Digory sonrió, ya que su nieto supo reaccionar mejor que él, supo qué hacer al momento.

     Jace le dijo a su abuelo que se había acordado del fauno que le presentara, su abuelo lo felicitó, pero el fauno, que por cierto se llama Fatuo, los interrumpió preguntando qué había pasado. Jace señaló el árbol holográmico, aunque nadie creía que esa fuera la causa, todo sucedió justo después de que creciera, así que por si acaso decidieron talarlo. El problema es, ¿cómo talas un árbol que no puedes tocarlo sin atravesarlo? La idea de Digory fue cavar, para encontrar el videojuego que a lo mejor estaba causando todo esto.

     Para esto, se lo pidieron a un grupo de topos, pero no lograban entenderlos, por lo tanto Jace se puso a quitar tierra con las manos, que fue como lo había enterrado. No tardó mucho en encontrarlo, lo sacó y se lo guardó de nuevo en el bolsillo. El árbol seguía como si no le quitaran lo que serían las raíces, pero unos minutos después se desvaneció en el aire, todos miraron a Aslan, que intentaba decir algo. Por lo menos ya hablaba, aunque con mucho esfuerzo. Los animales volvieron a recuperar también su vocabulario, por lo visto, Narnia no está acostumbrada a tecnologías tan modernas, allí todo es natural.

     Que irónico, un lugar donde los árboles crecen a partir de lo que sea, y en sólo media hora, y se derrumba con un simple videojuego. Aquí se aprende que las tecnologías no siempre son buenas...