13. Capítulo trece

4 2 0
                                    

Nos vamos a su habitación y ponemos la televisión​, nos tumbamos en la cama, cada uno a un lado, y mientras tanto, comemos unas palomitas que acabamos de hacer al microondas.
- Todavía no me creo que estés aquí - me dice Martín mirándome a los ojos.
- Ya - le digo riendo - yo tampoco
Seguimos viendo la tele, exactamente una de estas series que son como CSI, y de pronto, el asesino me da tal susto que lanzo las palomitas al aire.
¡NONONO! Estaba claro que la iba a cagar de alguna manera, no me podía estar saliendo todo bien.
Estoy esperando a que Martín se enfade, cuando empieza a reírse más de lo que nunca le había visto. Casi no podía respirar, y claro, ahí estaba yo que me quería meter debajo de cualquier piedra mientras el se reía de mi accidente vergonzoso.
- No has visto tu cara JAJAJAJAJAJAJA, en serio, para grabarte ha sido.
Por lo menos no le ha sentado mal. Me río un poco con él, y me levanto.
- Perdón en serio, se me ha escapado, no pretendía ponerte el suelo lleno de palomitas - le digo muy avergonzada
- ¿Estás loca? Ha sido lo genial - dice mientras se levanta para ayudarme a recoger - la próxima vez vemos una película de miedo, pero eso sí, yo aguanto las palomitas - dice mientras se ríe de su propio chiste.
Recogemos todo, y nos volvemos a tumbar, aunque claro, ya tengo la broma para el resto de la semana.

Al cabo de un rato, se nos van cerrando los ojos, hasta que me duermo del todo.
Me despierto a media noche, y veo que Martín tiene un brazo por encima de mi cuerpo que hace que me atraiga hacia él. Me quedo observándole, duerme muy tranquilo, no se mueve para nada, es adorable.
De pronto abre los ojos y se me queda mirando.
- ¿Ha sonado el despertador​ y no me he enterado? - me dice medio dormido.
- No - le digo tímidamente - es solo que me acabo de despertar, todavía son las cinco y media de la mañana.
Me acomodo junto a él, pero no se por qué, no consigo conciliar el sueño.
Al cabo de lo que deben de ser diez minutos, oigo a Martín.
- ¿Te has dormido?
- Que va, no me puedo dormir
- Vaya - me dice y se gira para mirarme a los ojos - nunca pensé que realmente algún día consiguiera esto - me dice
- Yo tampoco - no se qué decirle, tampoco se lo que quiero - ¿por qué la besaste?
Lo cierto es que me sale solo, no pretendía hacer la pregunta en alto.
- ¿A quién? ¿A Leslie?
No a mi tía si te parece
- Sí - le respondo
- No me acuerdo mucho, pero me besó ella Dani, a mi eres tú la que me gustas - me dice
¿¡QUÉ?! No podía estar diciéndomelo en serio.
Entonces se apoya sobre su codo, se acerca a mi, y me besa. Al principio me quedo completamente sorprendida, pero después le sigo.
- No me creo que haya sido real - me dice con una enorme sonrisa en su cara - llevaba mucho tiempo pensando en esto.
Le miro a los ojos y le beso la frente, no se por qué, pero me parece adorable.

Por la mañana me llega un mensaje informándome de que mi padre y mi querida madrastra han llegado a casa, y decido pasarme por ahí.
Me despido de Martín, y cuando me voy a marchar, se gira y me besa de nuevo. Me encanta este chico.

Llego a casa, y también ha llegado mi hermano. Últimamente no está muy hablador, así que evito preguntarle nada para no llevarme una respuesta cortante.
- ¿Dónde has dormido? - me pregunta Fran (mi padre)
- En casa de un amigo
- ¿Cómo que  de un amigo? ¿Quién? - me dice en un tono un tanto irritante.
- Fran, déjale a la pobre chica, ya va siendo mayor - dice, apoyándome para mi sorpresa Celia.
- No creo que a tí te importe demasiado dónde duerma o deje de dormir, siempre que no te perjudique y no te quitemos tiempo de estar con papá - le espeto mientras me dirijo hacia mi habitación.
Mi padre entra y me dice que le pida perdón, aunque sabe que no lo haré, esa mujer se ha pasado la vida pasando de mi hermano y de mi, y pareciendo ser una mosquita muerta cuando en realidad es un putón verbenero que se aprovechó de la infelicidad de mi padre cuando mi madre desapareció para casarse con él.
Recojo un poco mi habitación, dejo la ropa sudada del entrenamiento de ayer y cojo limpia para por la tarde, meto los libros de hoy en la mochila y me aseguro de coger las llaves.
Salgo de mi casa sin despedirme si quiera, y me dirijo hacia el supermercado. No he desayunado y tengo hambre, así que me apetece de todo en ese instante, aunque termino cogiendo un cruasán con mantequilla y una botella de medio litro de batido de chocolate. Pago, y voy desayunando tranquilamente hacia el Valdía, mientras escucho "Don't let me down".

Llego a clase, y cuando abro mi taquilla, se cae una nota:
"Nos vemos a las dos en la Gran Casa"
Me giro rápidamente y veo a un hombre con una capucha negra salir del edificio... ¿qué estaba pasando?

----------------
Espero que os siga gustando :)

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora