Primera parte 7

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En ese momento llegaron las otras dos con un par de botellas, refrescos, y copas con hielo.

—Estáis de acuerdo, ¿verdad tías?

—¡Claro! —dijo Bea—. ¿En qué? —añadió inmediatamente mientras se sentaba en el suelo y nos observaba desde allí. Amanda hizo lo mismo y nosotros las seguimos.

—En que ahora iremos a la piscina a bañarnos... Desnudos.

—No, ni de coña —dijo Amanda de inmediato mientras Bea estallaba en carcajadas.

—Claro que si tía, además tú eras la que tenía más ganas de ver a Pau en pelotas.

—¡Tía! —la regañó por soltar de esa forma lo que debía ser un secreto entre ellas.

—Yo también tengo curiosidad —añadió Bea mientras rellenaba las copas—. ¡Despelótate Pau! Queremos verte.

Las tres me miraban con expectación.

—Pero, ¿qué os a dado de pronto con eso?

—Se ha abierto la veda, quítate los pantalones.

—¿Qué veda? ¿Qué dices?

—A ver Pau —trató de aclarar Amanda—. Desde que te fuiste al baño con Lidia para... Bueno, para...

—Para enseñarle la polla —atajó Ester.

—Eso. Pues todas las chicas lo comentan.

—¿Y qué es lo que comentan? —me interesé.

—Pues se comenta lo que contó Lidia después. Su versión, que debe ser una mentira como un templo —dijo Bea al borde de la indignación.

—¿Qué es lo que dijo? —Las tres se miraron, supongo que para decidir cuál de ellas iba a ser la que me lo dijera—. ¿Qué dijo? —Ya tenía curiosidad.

—Dijo que te hizo una paja —sentenció finalmente Amanda.

Yo me quedé impertérrito mientras ellas esperaban mi respuesta; mi confirmación o negación del cotilleo. Me hice de rogar un poco.

—¿Y la creísteis?

—¡Claro que no! —Ester.

—No, para nada —Bea.

Amanda no dijo nada, ella si lo creía.

—Pues es verdad —resolví.

—Estas de coña, ¿no? —dijo Ester totalmente incrédula.

En ese momento Bea me pasó una copa. No sé qué llevaba, olía fatal.

—Bueno —exhalé—, a ver... Paja, quien dice paja... Me la manoseó un poco.

—Pues ella dice que te corriste.

—Pues eso sí que es mentira —dije con sinceridad.

—¿Pero entonces que paja te hizo?

—¡Que no me hizo ninguna paja! Que me estaba manoseando, agarré su mano y empecé a pajearme yo con su mano, pero se achantó y se quitó. Ya está, eso es lo que pasó.

Las tres se miraron sin hacer comentario alguno, pero se notaba en sus caras que querían comentar.

—¿Qué más queréis saber? —me reí a causa de su actitud.

El hijo de Lilith (So Deep II)Where stories live. Discover now