Epílogo, parte 2.

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Lo prometido es deuda 😊

Hola mis dulzuras, segunda parte del epílogo. Fin para la pareja protagonista de la historia.



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Lía.

- trecientos.

- treinta.

- docientos cincuenta.

- treinta.

- docientos.

- treinta.

- ¡Lía! No estás negociando.- me reclama.

- ok, treinta y cinco.

- ciento cincuenta... Ya bajé la mitad.

- cincuenta.

- con prensa.

- no.

- pero...

- setenta sin prensa, última oferta.

- me hago cargo de tu vestido.

- Nora lo hará, si puedes trabajar con ella.- me encojo de hombros.

- te odio.

- me amas.- sonrio socarrona.

- la verdas es que si. ¡esto es tan emocionante!... Aunque no sé como haré para reducir tanto la lista de invitados.- dice entre alegre y frustrada.

- recuerda que todos los empleados de la casa estan incluidos en los setenta.- advierto.

Solo sonrio al ver a la señora Liz que asiente con el ceño fruncido y me saca la lengua antes de salir de la oficina.

Las manos de mi futuro esposo pasan por mi cintura y pega mi espalda a su pecho.

- eres buena... A mi me habría convencido con los trecientos.

Me giro en sus brazos y miro a Andrew que se ve de lo más comestible en ese traje. Me muerdo el labio y enrollo su corbata en mis dedos.

- en que estas pensando pervertida.- susurra en mi cuello mientras me acerca aún mas a su cuerpo.

- en que hace varios días no abuso de ti.

- ¿y lo de anoche que fue?

- eso fue consensuado. No califica como abuso.

- ¿y hacerlo en mi oficina sí?

- claro que sí.- tiro de la corbata hasta quitarla, siento la sonrisa de mi prometido en mi cuello. Sus manos se cuelan bajo mi vestido subiendo por mis muslos.

Aveces me cuesta creer que estemos a solo tres meses de casarnos, llevamos siete años juntos, siete años con el hombre que amo. Estuvimos cuatro años con una relación a distancia en la que tratamos por todos los medios que funcionara y lo hizo, solo tuve que espantar a una que otra zorra que quería a mi novio en su cama. Bueno tampoco estabamos tan lejos, nos escapamos muchas veces para ir a ver al otro. Recuerdo la manera en que me pidió ser su esposa hace un mes. Estabamos en la casa de la señora Park y Liz agobiaba a mi novio con el matrimonio diciendo que ¿cómo era posible que Stiff y Nat se hubiesen casado y nosotros no? hasta que de el otro lado de la casa gritó...

"Lía, ¿quieres casarte conmigo?"... Le respondí de la misma manera...

"¿cuando?"...

Beso FrancésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora