Me calzé el uniforme, me sentía realmente extraña, habitualmente no usaba polleras, en verdad para ser exactos, nunca usaba polleras, lucía rara, pero me gustaba, había heredado las hermosas piernas de mi madre y el cabello rojizo -lamentablemente, también las pequeñas pecas - de mi padre la increíble tez blanca y los grandes ojos azulados, lo mejor de cada uno, según mi consideración.
La secretaria vino a por mí, yo era un manojo de nervios. Me guió hasta mi nuevo salón, 4º1ª, era demasiado tímida, así que rogaba que los profesores se ahorraran las presentaciones, y que me hubiese tocado con mi compañera de cuarto, Emma.
- Ahora están en clase de inglés, síguelos hasta que te pongas al corriente, cualquier cosa, no dudes en pregunta.
- Gracias señorita Leiva.
- Puedes llamarme Susan.
- Excelente, Susan.
La secretaria pasó delante mío y saludó a la profesora.
- Buenos días profesora, incorporamos una nueva alumna al curso. - le entregó mi ficha, en la que decía textualmente, donde vivía, de que colegio venía, mi edad, nombre completo y al final decía:
"Nota: Su padre falleció cuando tenía diez años, y su madre hace tan solo una semana"
Yo me pregunto, ¿Hacía falta escribir eso?
- Hope.. - dijo la profesora pronunciando, para mi sorpresa, increíblemente bien mi nombre.
- Sí - asentí con la cabeza.
- ¿Sabías que significa Esperanza?
- Lo sabía - me sonrió agradablemente.
- Puedes sentarte.
Traté de no mirar a mis compañeros, era demasiado pudorosa como para tomarme esos atrevimientos. Me dirigía hacia el fondo, cuando escuché una conocida voz, que susurraba mi nombre. Era Emma, me hizo señas para que me sentara a su lado. ¡Suerte la mía! por lo menos conocía a alguien.
- Pensé que empezarías mañana.
- También yo, pero ocurrió un inconveniente con.. nuestra habitación.
- ¿A qué te refieres? ¿Qué tipo de incidente?
- Silent please! - gritó la profesora.
- Ya te contaré durante el almuerzo.
Después de las campanas nos dirigimos al gran comedor, me dí cuenta de que Emma no era muy sociable, ya que nos sentábamos en una mesa detrás de todo y solas, exactamente como yo hubiese hecho, cada vez me agradaba mas la chica.
Estaba tragando mi delicioso bocado de spaghettis con salsa rosa cuando mi compañera me interrumpió.
- Ya, cuentame.
- Oh claro, veras... ya no tenemos habitación. - Emma escupió su jugo de manzana.
- ¿Qué cosa dices?.
- Lo que escuchas, alguien ha arrojado una piedra y destruyó la ventana en miles de pedazos - mi voz no sonaba para nada creíble, pero al parecer, no lo notó.
- ¿Y qué sucederá?
- Bueno, nuestras cosas se encuentran en dirección, hasta que nos asignen otra habitación.
- Pero eso es imposible - se la veía, aterrada diría.
- ¿Cómo qué imposible?
- El ala norte. ya no cuenta con habitaciones libres, y no es "decente" que nos manden al ala sur con los chicos.
- Pues, entonces dormiremos en la dirección, y hurgaremos hastsa encontrar algún secreto de la dire, y ahí podremos sobornarla con una gran habitación ¿qué me dices? - ambas reímos, no era una virtud mía hacer chistes, lo cierto es que no había tenido nunca una persona con la cual compartir cosas, hacer compras, chistes, etc.
- Eres tonta Hopy.
- Gracias por el alago. - volvimos a reír.
- De nada, pero de veras me preocupa.
- Oye, los niños no muerden!.. a menos que tú quieras claro.
- Pues no quiero! - No parabamos de reír.
- Anda, cuentame del colegio.
- De la cárcel querrás decir.
- A mi no me parece que esté tan mal.
- Eso es porque recién llegas.
- ¿Me contarás o no?
- Si, básicamente esta mesa y las laterales son de los marginados, los que no figuramos y somos invisibles para cualquier alumno, demás esta decir que no estamos invitados a las fiestas clandestinas de siempre.
- Eso quiere decir que soy una marginada, ¿Cierto?
- Ajam.
- ¡Genial!.
- Y luego los grupos de siempre, por allí, cerca de la puerta de emergencia, estan los frikis, esos que viven mirando animé y todas esas cosas, al otro lado puedes ver a los nerds, siempre con sus libros en las manos y pensando en su próxima competencia escolar, mmm, por alli los llamados "ni".
- ¿Ni?
- Ni hablan, ni bailan, ni figuran, ni nada, creo que peor que nosotros... va, no tanto. Y por allí... - suspiró.
- Déjame adivinar, los populares.
- Exacto, a ellos prefiero ni nombrarlos, idiotas, imbéciles, inescrupulosos, egoístas, millonarios, disfrutan hacerte sentir menos.
- Noto una pequeña nota de resentimiento, dime que te han hecho.
- Eres buena observando. Yo estaba enamorada de uno de ellos, Rachell y sus secuases, me hicieron creer que éramos amigas, me grabaron hablando de él, y empapelaron todo el comedor con fotos mías, con cosas que yo había dicho de él, y mi grabación... todo el colegio la tenia como aviso de mensajes, en sus celulares, fuí el hazme reír de todos - agachó la cabeza con verguenza.
- Vaya, malditos. ¿la directora no hizo nada al respecto?
- Vamos Hopy, son millonarios, invierten muchísimo dinero en el colegio, sus padres, son todos reconocidos, imagínate que los hecharan, sería un escándalo.
- Pero si hubiese sido al revés... - deduje.
- Exacto, Emma Finkel de patitas a la calle.
- Lo supuse, ¿Por que no te has ido?
- No quise darles el gusto.