Venganza (Supercorp) PAUSADA

Señorita Danvers

Kara

Buenos días. Me presento. Mi nombre es Kara Danvers. Puede que éste os sea desconocido, pues acabo de empezar mi empleo como reportera en la revista Catco Worldwide Media, pero seguro que el nombre de mi alter ego os resulte más familiar, Supergirl.

Como todos sabreis mi historia, llegué de un lejano planeta llamado Krypton, muerto desde hace años por una gran explosión que arrasó con cientos de km de materia que permanecía a su alrededor, con el único propósito de proteger a mi primo Kal-El, Superman.

Al evacuar el planeta minutos después que mi primo, me vi afectada por la onda expansiva de la explosión y acabé en la Zona Fantasma, donde me sumergí en un profundo sueño. Esto os lo sabréis ya de memoria, pero hay una parte que nunca he contado, nadie lo sabe, ni siquiera mi hermana Alex. Pero estoy cansada de que la gente solo conozca la parte más superficial de mi historia. Por eso revelo esto por fin, porque hay algo por las noches que me oprime el pecho y no me deja dormir.

Catorce años en la Zona Fantasma durmiendo son demasiados como para no tener ningún sueño, ¿no creéis?. Se estima que alrededor de una noche bien dormida nuestro subconsciente atraviesa siete sueños. Imaginaros mi subconsciente, apresado todas las horas de días de los que desconzco cuantas horas trascurren en una red de sueños más extensa de lo que puedo recordar, de las que puedo contar.

Había todo tipo de sueños: pesadillas, fantasías, realidades paralelas, hechos inexplicables, días reales en mi vida, incluso tenía sueños en los que solo iba al retrete a orinar como una niña. Emmm, olvidad que acabo de especificar el último.

Pero había un sueño, el que mejor recuerdo. Parecía tan real. Era tan real como breve. Día tras día podía pasar por decenas de sueños que solo tenía una vez y que no volvía a presenciar, de vez en cuando se repetía alguno anterior, pero ese sueño en concreto, ese, siempre se repetía. Cada noche lo revivía, sin un orden determinado, nunca sabía cuando aparecería, pero todavía recuerdo lo ansiosa que estaba por que lo hiciera.

Dentro de mi sueño interminable estaba entre la consciencia y la inconsciencia. Estaba totalmente dormida, no presenciaba la realidad que me rodeaba y que en verdad vivía, pero dentro de mi cabeza vivía esa realidad dentro de estos sueños. Y ese maldito sueño era el que me daba fuerzas para no volverme loca, para pensar que aquello acabaría.

El sueño era una rápida sucesión de imágenes que me daban tiempo a visualizar por encima pero no detalladamente. Esas imágenes eran totalmentes aleatorias, si no se repitieran una y otra vez cada día diría que son de distintos sueños. Prefiero no dar importancia a la mayoría, en el fondo nunca lo he hecho. La que más recuerdo, que sí lograba admirar con más detenimiento, como si estuviera ahí a propósito, encajaba a un par de ojos cuyo color en verdad no puedo describir, porque nunca en mi vida en Kripton ni en mi vida en la Tierra lo he podido encontrar.

He estado buscando ese dichoso color desde que puse pie en este planeta. Lo he buscado en los ojos de otras personas, en los míos propios pensando que podría ser un reflejo, en objetos materiales, creo que he enloquecido buscando ese mismo color. Ese color, más esa extraña y agradable sensación que estos me producían. ¿Era calor? ¿Era sensación de haber encontrado un nuevo hogar? Dios, esta sensación también soy incapaz de describirla. Hubo momentos en los que llegué a objetar que esos ojos no eran ni humanos, ni de ninguna especie que haya tenido la oportunidad de conocer.

Creo que ese sueño, bueno o malo, es lo único que he podido extrañar de mi cautiverio en la Zona Fantasma. Y sí, he podido, en pasado, porque desde hace un mes aproximadamente este ha vuelto a inundar mis noches. Todavía le busco explicación al por qué han regresado. Han pasado tantos años desde entonces...