The Night We Met [Jeff Atkins - 13 Reasons Why]

Capítulo 13: ¿Querer?

Narra Giselle

–Hey –al levantar la cabeza vi a Tony.

–Hola –respondí.

–¿Puedo sentarme? –preguntó con un movimiento de cabeza

–Claro –asentí, haciendo que él se sentara frente a mí.

–¿Estás bien? –le miré durante unos segundos, sin saber qué decir –. He visto lo de antes con Jeff.

–Ah –carraspeé –. Estoy bien. Bueno, a ver, no, pero sí –ambos reímos –. No sé lo que siento ahora mismo.

–Pero ¿habéis roto? –indagó.

–Es que no éramos nada –solté –. Solo quedábamos de vez en cuando y nos besábamos. No éramos novios.

Él hizo una especie de chasqueo con la lengua.

–¿Así que ese es el problema?

–¡No! O sea, sí pero no –suspiré –. Mira, lo que pasa es que... no sé, Jeff me gusta tanto que me gustaría que fuésemos algo más que lo que somos ahora. Me gustaría... ya sabes... poder decir que es mi novio sin miedo a que en realidad no lo sea.

Él se quedó unos segundos mirándome, sin decir nada, hasta que habló.

–Giselle, a veces, no hace falta llevar colgados la etiqueta de "novios" para poder quereros y trataros como tal –dijo –. En fin... debo irme, adiós.

Observé como se iba sin decir nada más, y pensé sobre lo que había dicho.

–Oye, perdona –paré a una chica que pasaba por al lado mío –, ¿sabes dónde están entrenando al béisbol?

–Sí, tienes que atravesar todo el campo, y allí están –me indicó.

–Gracias.

Cuando la chica se fue, suspiré. Andar y yo no éramos muy buenos amigos.

Busqué entre los chicos que jugaban a Jeff. Y allí estaba. Se le veía tan concentrado. Se notaba que le gustaba.

De repente, sus ojos y los míos se encontraron. Él pidió un descanso y se acercó a mí rápidamente.

–¿Giselle? –preguntó.

–Puedo esperar a que termines para hablar –negó con la cabeza.

–No estoy muy concentrado, no paro de cagarla –admitió –. No puedo sacarme de la cabeza lo que me has dicho, y te quería decir que...

–Lo siento –le interrumpí, haciendo que me mirase confundido –. Lo siento mucho, no sé que me ha pasado. Estaba tan cegada queriendo ser algo más para la gente que nos ve, que no me paré a pensar en nosotros dos, ¿sabes?

–No importa, pero yo también me debo disculpar –le miré con el ceño fruncido –. Me tengo que disculpar por tener miedo. Siempre te he visto tan independiente que no sabía lo que debía hacer. Tenía miedo al rechazo, supongo.

–Da igual –hubo un silencio, en el que solo nos mirábamos a los ojos –. Entonces... ¿todo bien?

–Sí –sonrió y yo me abalancé sobre él para besarle –. Te he echado de menos.

–Y yo a ti –sonreí –. Por cierto...

–¿Sí?

–¿Quieres ser mi novio?

Me miró por unos segundos, sorprendido.

–Sí, joder, sí –ambos nos reímos y nos besamos una vez más –. ¡Esta noche cine para celebrarlo! –gritó antes de irse de nuevo a jugar.