The Night We Met [Jeff Atkins - 13 Reasons Why]

Capítulo 15: Poema

Narra Giselle

–¿Sabes por qué te he llamado? –preguntó el orientador mientras se sentaba frente a mí.

–Me lo imagino –respondí, suspirando. Soltó una carcajada.

–No te veo muy entusiasmada.

–No lo estoy –sonreí, encogiéndome de hombros –. Hagamos que termine rápido, por favor.

–Muy bien –se inclinó hacia delante, apoyando sus codos en la mesa y entrelazando sus dedos –. ¿Qué piensas hacer con tu futuro?

El Sr. Porter era el orientador de mi instituto. Por estas fechas, con todo el rollo de las universidades, llamaba a los estudiantes para hablar sobre el futuro, y así poder darles consejos (no muy alentadores).

–Pues... –suspiré de nuevo –, no lo sé, en realidad.

–¿No lo sabes? ¿Nada de nada? –negué –. ¿Por qué no has pedido cita para tener una sesión de orientación profesional?

–Porque aún no estoy ni en mi último año, Sr. Porter –contesté.

Él me miró unos segundos, en silencio.

–Tus notas son bastante buenas, podrías entrar a la universidad que quisieras si te esforzaras un poco más.

Me reí.

El sistema educativo me parecía una risa. De verdad que no lograba entender lo rápido que los adultos se olvidaban de lo que era ser joven. Queremos divertirnos y vivir. Por supuesto que entendía que teníamos que estudiar para tener un futuro, pero que nos educaran para solo pensar en los estudios me parece terrible. "Si te esforzaras un poco más", "si estudiases un poco más", "si te tomases más tiempo para",... Más, más y más. Siempre más. ¿Pero y lo que queremos nosotros? ¿Eso no importa? No nos dejan casi tiempo para nuestras actividades fuera del instituto, que en la mayoría de los casos es hacer lo que más nos gusta, ya sea descansar, hacer deporte, aprender a tocar algún instrumento,... No lo sé, lo que sea.

La mayoría de los estudiantes estamos agobiados, estresados, deprimidos, dormimos poco y estamos cansados de las exigencias de los demás, que parece que no se dan cuenta de que no solo vivimos por y para estudiar.

–Ahora mismo no me preocupa eso –dije.

–¿Y qué opinan de eso tus padres? –preguntó.

–Mis padres... mis padres opinan lo mismo que usted, seguramente.

–¿Y qué opino yo según tú?

–Opina que estoy desperdiciando mis notas, que no me preocupa el futuro y que los más seguro es que acabe viviendo debajo de un puente –él rió.

–No, no opino eso, te lo aseguro –aclaró –. No digo que decidas ya lo que quieres hacer con tu vida, solo te aconsejo que al menos lo vayas pensando para que después no te pille el toro*.

Asentí.

–Está bien, pensaré en ello.

–Perfecto, eso es lo que quería oír –sonrió.

–Adiós, señor Porter –me levanté y me dirigí a la puerta –. Supongo que le veré de nuevo el año que viene para que me de la misma charla.

–Así es, hasta luego –dijo sonriendo.

Semanas después

Me acerqué lentamente a Jeff y salté a su espalda, tapándole los ojos con mis manos. Él me agarró por las piernas, cogiéndome a caballito* para evitar que me cayese.