Capítulo 16: Señor y señora Atkins

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Narra Giselle

El verano llegó, y con él, el calor y las vacaciones.

Hannah y yo quedábamos mucho, pero hubo un momento en el que me comenzó a hablar de que Zach, el chico del instituto, iba mucho al cine cuando ella tenía turno allí. Me decía que quedaban para charlar, y se habían hecho buenos amigos; tanto, que a ella le había comenzado a gustar.

A la vez que esto sucedía, yo seguía quedando con Jeff para ir al cine, dar un paseo o estar en la casa de alguno de los dos sin hacer nada especial, solo acompañándonos.

–¿Sabes? –me dijo un día que estábamos sentados en el césped de un parque cercano a su casa –. Mis padres me han dicho que les gustaría que vinieras un día a casa a cenar para conocerte mejor.

Le miré unos segundos a los ojos y sonreí.

–Por mí genial –respondí –. Ahora que lo pienso, es raro que después de todas las veces que he estado en tu casa nunca los haya conocido.

–No es tan raro –se acercó a mí, dándome un corto beso –. Quizá yo haya querido que estuviésemos solos en casa –susurró mirándome a los ojos.

Me reí y puse mi mano en su nuca para acercarle a mí y poder besarle durante más tiempo.

–Aunque me gustaría estar así toda la vida –dijo cuando nos separamos –debo irme a casa para prepararme para ir al gimnasio a entrenar.

De mis labios se escapó un gemido como forma de queja.

–Si quieres puedes venir –sonrió de forma burlona.

–Golpe bajo, sabes que el deporte no es lo mío –me quejé mientras me levantaba del suelo.

Seguimos hablando hasta que llegamos a la puerta de su casa, donde quedamos en que a la noche siguiente iría para cenar y conocer a sus padres.

–Lo hemos hecho –soltó Hannah tras unos minutos de silencio. Le miré unos segundos a los ojos, analizando lo que me había dicho.

–¿¡Qué!? –me levanté de un salto de la cama y me acerqué sonriendo a la silla en la que estaba sentada.

Asintió repetidas veces con una sonrisa enorme en su rostro. Yo me sentí muy bien porque mi amiga por fin hubiese encontrado a alguien que le hiciera todo lo feliz que se merecía, aunque admitía que me daba pena que no fuese Clay.

–Él al principio no sabía muy bien cómo empezar, estaba muy nervioso y muy mono. Nos comenzamos a besar y bueno, no sé,... –se tapó la cara con las manos y la oí reír –. Aunque debo admitir algo: fue corto.

Las dos comenzamos a reírnos, pero sin maldad. Sabíamos que era virgen antes de hacerlo con Hannah, al igual que ella. Era normal que no supiera que aunque él haya terminado, ella no.

–Bueno, ¿y tú? –chocó su hombro con el mío suavemente y me miró pícaramente. Yo negué con la cabeza –. ¿Qué? ¿Nada todavía? –volví a negar y me reí. Parecía aún más sorprendida que yo cuando ella me había contado lo suyo.

–Es que... –suspiré, volviendo a la cama y tumbándome boca arriba –, no sé cómo empezar esa conversación.

–Es algo natural, no pasa nada, sobre todo si es tu pareja y hay confianza –hizo una pausa –. Él tampoco te ha dicho nunca de...

–Me lo ha insinuado alguna vez, pero yo siempre me río y paso del tema, pero luego me doy cuenta de que lo he hecho y me arrepiento.

–Pero... ¿tú quieres?

–Claro que quiero –dije rápidamente, provocando una risa por parte de Hannah –. Es que... ¿le has visto? Es como lo más perfecto que he visto en mi vida, tanto por dentro como por fuera. Puedo hablar con él de todo, y siempre me apoya en mis ideas y planes, aunque sean una tontería –sonreí al recordar el día en el que planeamos viajar por el mundo solo con una mochila y quince dólares –. Y eso además de respetarme y saber lo que pienso en cada momento, sin convertir nuestra relación en monótona. Nos dejamos espacio y no somos celosos. Hacemos muchas cosas diferentes y tenemos nuestras pequeñas manías y tradiciones. Cuando estoy con él es como si me sobrara el resto del mundo y siento que nada malo me puede pasar, a la vez que me hace sentir libre. Es como... mi alma gemela. Antes no estaba segura de que existieran, pero desde que le conozco, no lo dudo ni un segundo.

The Night We Met [Jeff Atkins - 13 Reasons Why]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora