Otra noche juntos

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Dentro del auto no se dijeron nada, Milton lo observaba mientras el menor cerraba sus ojos, su rostro iluminado por las luces de la noche era tan bello. Cuando llegaron a destino Marcos quiso tomar su guitarra, pero Milton le pidió que la dejara allí, ya que así tendría que esperarlo a él para recuperar la antes de irse. Subieron por el ascensor, esta vez el adolescente se apoyó contra la pared, con los brazos cruzados en su pecho, enojado por lo ocurrido, mirándolo detenidamente. Realmente, no estaba nada mal, un fornido cincuentón entrado en canas, un empresario elegante, soltero, a simple vista bonachón; inconscientemente su lengua comenzó a delinear sus labios para finalizar el recorrido mordiendo su labio inferior.

Ya dentro del apartamento, Milton buscó una cerveza para el menor y se sirvió un trago del bar, Marcos admiraba la noche desde el balcón, el mayor de sentó en la reposera de madera que había allí. Con las piernas abiertas como invitándolo a acercarse, tomo un trago de su whisky y dejó el vaso en una mesita que había a un costado, Marcos bebiendo del pico se sienta delante apoyando su espalda sobre el pecho del otro, allí Milton comenzó a delinear la curvatura del cuello del menor y como un perro de caza absorbió el aroma que su amante emanaba. Con una mano comenzó a acariciar su pecho, para ir bajando por sus abdominales bien marcados; hasta ese momento él bebía la cerveza con sus piernas casi apoyándose en su pecho, mientras las caricias avanzaban fue bajando las extremidades dando permiso a los mimos. Milton comenzó a acariciar el pene sobre el pantalón, Marcos sintiendo como el miembro en su espalda crecía esbozó una sonrisa y dejó la botella de lado, se volteó comenzando a besar en los labios al mayor mientras lo despojaba de la camisa, retrocediendo levemente sobre la reposera, besaba el cuerpo excitado de su amante, poco a poco su lengua dibujo por completo el torso desnudo deteniéndose un momento mientra retiraba el pantalón junto con el bóxer y allí delineó en toda su extensión el erecto falo , succionando y besando sus testículos, acariciando el esfínter del mayor, este se estremeció, despacio hacia presión para entrar sin quererlo realmente, le gustaba jugar con él. Luego de unos minutos, cuando sus manos entrelazadas en su cabello, a punto de acabar Marcos dejó su pene palpitante levantó la cabeza y con una expresión de lujuria suavemente le indicó...

-mejor vamos a la cama, quiero que acabemos juntos, quiero darte más placer del que puedas resistir-

Milton no podía creer que ese rostro angelical , fuera tan lanzado, sin complicaciones, y tan jodida mente bueno en las artes amatorias, no quería pensar cuantos habían pasado por esos hechizantes labios, para que fuera así de bueno en lo que hacia –¿quién te habrá iniciado?...¿habrá sido por voluntad propia?... No puede ser, es muy joven ...

-Acuéstate- la demanda lo sacó de sus  pensamientos y decidió dejarlos en espera, ya trataría de averiguar su pasado, como empresario conexiones no le faltaban.

Ya en la cama el menor gateando y contoneándose fue a montarse encima de él para luego auto penetrarse, iniciando así un lento movimiento, las manos de Milton presionaban las nalgas del muchacho mientras masturbaba su pene erecto.

Toda la noche se disfrutaron centímetro a centímetro, lo hicieron no una, ni dos veces, perdieron la cuenta. Rendido Milton cayó agitado en el lecho.

-Dame mi guitarra así me voy ya- mientras estaba terminando de secarse el cabello, recogiendo su ropa para comenzar a vestirse.

- Ven a dormir un rato, luego te llevo hasta tu casa-

-Ni que fuera una damisela desvalida, puedo irme solo desde aquí-

-Se que puedes, no quiero que lo hagas, quiero que te acuestes a mi lado, no solo quiero tu cuerpo, te quiero todo a ti-

-¿no te parece que pedís mucho?- dijo ladeando la cabeza como descreyendo de sus palabras.

-Puede ser, pero... ¿Qué podrías perder?-

-Todo o nada, no me conoces, solo te dejas llevar por la buena cama que tenemos juntos-

-Igual no voy a bajar ahora vas a tener que esperar , así que porque no te rendís y dormís un rato...-

Rendido busca un cigarrillo y sale al balcón a fumar, cada bocanada de humo exhalada por su boca era acompañada por una serie de insultos y gruñidos; dentro de la cama, Milton ahogaba una risa entre dientes. Cuando terminó de fumar,  este se acostó lejos de él y dándole la espalda; sus párpados se vencían al sueño, estaba agotado aunque no quisiera admitirlo. Así durmieron un par de horas, el menor poco a poco se había ido acercando al cuerpo caliente de su compañero de cama, Milton abrió sus ojos y se quedó contemplando ese demonio que de angelical solo tenía el rostro... mientras lo admiraba embelesado notó como su cuerpo comenzaba a contraerse, en sus manos se habían formado puños, sus ojos se cerraban con fuerza -¿Qué estarás soñando?- vio una lagrima que caía por su mejilla y sintió una opresión en el pecho...-¿Qué te está haciendo daño? Mejor lo despierto... aunque en cuanto lo haga se querrá ir.... ¿cómo le pido que se quede?...¿qué mierda me estas haciendo pendejo?.

No hizo falta despertarlo de un grito Marcos se sentó desorientado, poniendo la cabeza sobre sus rodillas mientras las abrazaba, sintió que una mano lo tocó, la quitó de un golpe. Cuando reaccionó donde estaba, y quien había intentado calmarlo, simplemente se levantó y comenzó a vestirse

-Dame mi guitarra- sonaba distinto sin alegría, se sentía la angustia que sus ojos reflejaba.

-Bueno, te alcanzo hasta tu casa-

-Puedo llegar solo-

-LO SÉ, dame el gusto por favor-

-¡argrr! Está bien vamos-

Caminaron hacia el garaje, sonó la alarma del auto e ingresaron en él, Marcos le indicó la dirección donde residía. Las preguntas aún resonaban en la cabeza de Milton...    

La ultima canción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora