Capítulo 12.

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____ había regresado a su habitación, después de salir de su estado de shock al haber escuchado a Justin. Era completamente asqueroso, no quería estar ahí, quería irse. Recordó que había quedado con Miranda. Le envió un mensaje. 

≪Estoy saliendo, ¿dónde nos juntamos?≫. A los minutos obtuvo respuesta. 

≪¿Vamos a patinar en hielo? nos vemos ahí. xoxo≫. 

Tomó su teléfono y audífonos y se los puso, le subió el volumen al máximo, para salir tenía que pasar por fuera de la puerta de Justin y quién sabe qué podía escuchar. Además náuseas + repulsión: no era algo bueno. Apenas caminó una cuadra lejos de la casa de Justin, para tomar un taxi, los paparazzis aparecieron, llenando de flashes su vista. Hizo su mejor esfuerzo por ignorarlos, y siguió su camino.

{...} 

Ambas amigas se saludaron de beso en la cara y fueron a arrendar los patines. En el lugar había música ambiental de fondo.

—Ahora cuéntame bien, ¿con quién te fuiste? — Preguntó Miranda, mientras se ponían los patines.
— Con Justin... — ante la mirada de sorpresa de su amiga, ella siguió rápidamente —. Es decir, él me lo ofreció, sólo para no tener cargo en la consciencia, yo creo, es un idiota — ambas se levantaron y entraron a la pista, una vez que ya estaban lista con los patines.
— ¿Qué hizo ahora? 
— Estaba teniendo sexo con una chica — rodó los ojos — ¡Justo al lado de mi habitación! — hizo una mueca de asco y se soltó de la barra, para amarrarse el cabello en una coleta.
— ¿Estás…? 
— ¡No es que esté celosa! — ____ la interrumpió — solo… ya sabes, yo estaba ahí, iuh. 

Miranda rió y se alejó de ella, patinando hacia el otro extremo de la pista.


Luego de que el tiempo de ambas se había acabado en la pista, salieron y se cambiaron a sus zapatos normales, pagaron y salieron del lugar. 

— Entonces… ¿tú y Justin no están en nada… serio? — preguntó Miranda, mirándola de reojo.
— Nada serio. No creo que él sea de esos tipos, y tú me conoces, yo tampoco — ella habló sin interés, mirando hacia un lamborghini amarillo que conducía hacia ellas. — De todas formas, tampoco creo que algo entre nosotros funcionaría… — su amiga asintió, de repente interesándose en el tema. 
— Pero están viviendo juntos, es obvio que va a pasar algo. Y ya pasó antes…
— Sí, pero no fue nada más que placer… — frunció el ceño — pero prefiero no hablar de eso, ¿sabes?

Miranda asintió, aparentemente decepcionada por la respuesta. Ambas siguieron caminando, cuando el auto que ___ había estado mirando antes, se detuvo justo al lado de ellas. La puerta del pasajero se abrió, y las chicas pudieron ver que la persona que conducía, era Justin. “Hablando del rey de Roma…” 

— Entra — el ojimiel habló en tono autoritario.
— ¿Uh? — ____ frunció el ceño. 
— Dije que entres. 
— No necesito un chofer. Aparte por si no lo has notado… — apuntó a Miranda.
— No, ____, no te preocupes por mí… yo… ya me iba de todas formas. Nos vemos — la chica habló y un segundo después desapareció. 
— Ya viste, ahora entra — Justin volvió a hablar. ____ rodó los ojos y entró al auto.
— ¿Qué ocurre contigo? Primero tengo que escuchar como tienes sexo con otra chica y ahora vienes y me obligas a subirme a tu auto de la nada. — el rió. ¿Es que acaso era un maldito bipolar? 
— Siento que hayas tenido que escuchar eso. Pero no cambies de tema, ¿qué hacías patinando sobre hielo? — preguntó a la vez que volvía a manejar. 
— ¿Cómo sabes tú sobre eso?
— Da igual cómo me enteré. ¿No sabes lo peligroso que puede ser que hagas eso? ¿Qué tal si te caes o algo? — ella suspiró, moviéndose incómoda en el asiento. 
— No te preocupes por mí. 
— No me preocupo por ti — replicó —. Me preocupo por lo que llevas dentro de ti. Sintió su corazón congelarse. Él se estaba preocupando por el bebé, es decir, ya no pensaba que era una caza fortunas. 

El camino siguió lento hacia la casa de Justin — y ahora suya — al llegar ella subió rápidamente a su habitación y se conectó a su laptop, quería ver qué noticias habían con sus padres. 

— Planean abrir un nuevo hotel... — leyó para sí misma en susurros —. En Sudamérica. Escuchó su puerta abrirse y miró rápidamente a Justin quién entró a su habitación. 
— ¿Ahora qué? ¿Hablas sola? Lo miró mal, mientras veía que él le sonreía. Tenía una bonita sonrisa que la hizo sonreír a ella también, debería sonreír más veces así, pensó. 
— ¿Qué pasa Justin? 
— Nada, ¿no puedo venir a ver a mi compañera de casa? — ____ levantó una ceja, él quería algo. 
— No, ¿qué quieres? 
— Bien... — suspiró —. Un amigo me invitó a una fiesta. 
— ¿Y qué? ¿Me pides permiso? Sí, Justin, puedes ir, pero vuelve temprano — bromeó. 
— ¿Qué? No — rió —. Lo que pasa es que... — se rascó la nuca, nervioso —. Tú también estás invitada... Como mi acompañante. Su mandíbula cayó, si iba a esa fiesta con Justin los paparazzis los verían y si los veían lo más seguro es que los vinculen en algo... Y luego descubrirían que vivían juntos. No podía ir. No quería ir. 

{...}

Tomó su bolso y ya estaba lista para salir, Justin la esperaba abajo. Bajó con cuidado de no caer por sus tacones y cuando llegó alguien la tiró contra la pared, antes de reaccionar, ya tenía los labios del rubio sobre ella. Los movía dulcemente, raro en él. De repente con su lengua abrió la boca de ella y el beso se tornó más caliente. Tendría que ponerse labial de nuevo. Se separaron por falta de aire, y al abrir los ojos, la vista de Justin estaba puesta en ella, observando cada parte de su cuerpo.

— Te ves caliente — su comentario hizo sonreír a ____ quién salió de sus brazos y salió de la casa meneando las caderas. Justin le abrió la puerta del auto, y una vez que ambos estuvieron dentro, ella habló — ¿Vas a decirme tu definición de “no somos nada”? — Él la miró divertido y comenzó a manejar.
— Quizás… cambié un poco de parecer. 

Confident.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora