Party Girl (McFLY / Dougie Poynter fanfiction)

Capítulo 33: Smile

En medio del césped, pude distinguir la figura de una persona sentada. Aunque fuese de noche, la reconocí bastante bien. Era él. Era Dougie. Una sonrisa se me dibujó en la cara. Me sequé las lágrimas mientras apagaba mi móvil. Seguramente Tom me llamaría al darse cuenta de que no volvía a casa. Poco a poco me fui acercando a Dougie, hasta que me pude sentar a su lado. Doug tenía la mirada perdida en alguna parte del cielo. Sus ojos azules ahora estaban rojos de tanto llorar.

- Dougie... - dije - Tranquilo, ¿vale? Estoy contigo.

Le abracé lo más dulcemente que pude. Él rompió a llorar otra vez, pero me devolvió el abrazo.

- Por favor, no llores. - le pedí - No te quiero ver así de triste.

- No lo entiendo, Zoe. - me dijo sin poder dejar de llorar - Ya me arruinó la vida una vez. Y para cuando puedo recuperarme, aparece ella.

- Tú confía en mí. Entre todos vamos a hacer que desaparezca de tu vida para siempre. Just remeber to smile, smile, smile.

Dougie se separó de mí, intentando sonreír. Me estaba matando verle así. Frankie iba a pagar esto de una manera o de otra.

- Gracias. - me dijo Doug.

- ¿Por qué? - pregunté.

- Por intentar que me sienta mejor.

- ¿Y lo he conseguido?

Dougie se quedó en silencio y miró hacia el suelo.

- No lo sé. - susurró.

Los dos nos echamos en el césped. No dijimos nada más, sobraban las palabras. Dougie perdió su mirada en el cielo otra vez, y yo perdí la mía en sus ojos llorosos.

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Ya habían pasado varias horas desde que había encontrado a Doug. Los dos seguíamos en la misma posición, estábamos echados en medio del parque. Dougie mirando a la nada, y yo mirándole a él. Miré mi reloj, intentando no moverme mucho. ¡¿Las dos de la mañana?! Tom iba a matarme... No quería estropear ese momento, pero tendríamos que volver a casa.

- Dougie... - dije - Ya es tarde, tenemos que irnos.

Él asintió y se fue levantando lentamente. Yo hice lo mismo. Caminamos por el parque abrazados. Al salir del parque, nos dimos cuenta de que las calles estaban vacías. No había mucha gente a esas horas de la madrugada...

El camino hasta casa lo pasamos en silencio. Nadie hablaba. Dougie seguía llorando. No había dejado de llorar desde que salió del Starbucks, pero esta vez lloraba en silencio.

Unos minutos mas tarde, llegamos a casa. Abrí la puerta y entramos los dos. Las luces estaban apagadas, los chicos se habrían ido ya a dormir.

- ¿Quieres comer algo? - le pregunté a Dougie.

- No tengo hambre. - me respondió.

- Vale. Vete yendo a la habitación, que ahora subo yo.

Dougie subió las escaleras en silencio. Estaba destrozado después de lo de por la tarde. Yo me fui a la cocina y cogí algo de comer. Me paré a pensar en lo que haríamos mañana. Teníamos que hablar con Frankie, teníamos que hacer que se fuese, teníamos que lograr que Doug volviese a estar feliz. No me apetecía mucho hablar con ella, pero había que hacerlo.

Subí las escaleras. Iba a entrar en la habitación cuando me encontré a una cara pecosa asomada por una puerta.

- Danny. - dije - ¿Qué haces despierto?

- Oí unos ruidos en el piso de abajo. ¿Le has encontrado? ¿Está bien?

- Le he encontrado, pero no está nada bien. Mañana os lo explicaré todo, ¿vale? ¡Ah! Envíale un mensaje a Laura, y dile que mañana no voy al instituto. Me voy a quedar con Dougie, lo necesita.

- Vale. Mañana nos tienes que contar todo.

- Ok.

Danny se fue a su habitación y yo entré en la mía. Doug estaba sentado en el borde de la cama. Ya se había cambiado de ropa. Yo me cambié rápidamente y le abracé.

- Venga, Dougie. - le dije - Vamos a dormir, mañana estarás mejor.

- Eso lo dudo.

Nos echamos los dos en la cama. Doug me abrazó y yo hice lo mismo. Me quedé dormida rápidamente, pero él no se durmió. Seguía llorando.

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Me desperté abrazada a Dougie. Estaba dormido. Se había pasado toda la noche llorando, y casi no había podido dormir. No pensaba despertarle. Al otro lado de la puerta, pude escuchar unos susurros. Los chicos estaban esperando para averiguar como estaba Doug.

Me levanté de la cama con cuidado de no despertar a ese rubito al que tanto quería. Me cambié de ropa, y salí de la habitación. Allí me encontré a cuatro pares de ojos mirándome.

- ¿Qué ha pasad... - dijo Harry, sin poder terminar la frase.

Yo hice un gesto para que no hiciese ruido, y le señalé a Dougie. Él asintió y yo cerré la puerta lo más delicadamente posible.

- Vamos abajo. - susurré.

Todos bajamos en silencio. Una vez que llegamos al salón, los chicos empezaron a hacerme preguntas.

- ¿Cómo está? - preguntó Tom.

- Mal. - respondí - Está muy mal.

- Pero no como la última vez, ¿no? - dijo Gio, preocupada.

- No llega a tanto. Pero aún así, no está bien.

- ¿Cómo le encontraste? - preguntó Harry.

- ¿Y por qué llegasteis tan tarde? - añadió Danny.

- A ver, os lo explico. Ayer, sobre las once de la noche, se me ocurrió que podría estar en el parque que hay en el centro de la ciudad. Fui lo más rápido que pude, y le encontré allí. Estaba destrozado, no podía dejar de llorar. Me contó lo mal que lo estaba pasando, que no podía aguantar que Frankie hubiese vuelto a su vida. Estuvimos en el parque unas cuantas horas. A las dos de la mañana, más o menos, volvimos a casa. Doug se pasó toda la noche llorando, ha dormido muy poco. Esto hay que arreglarlo como sea.

- Tenemos que hacer que Frankie se vaya. - dijo Harry.

- ¿Y cómo hacemos eso? - intervino Tom.

- No lo sé... - dije - Danny, ¿avisaste a Laura, no?

- Sí. - respondió - Estaba bastante preocupada por Doug.

- Todos lo estamos.

En ese momento, picaron a la puerta. Todos nos miramos extrañados.

- ¿Esperáis a alguien? - pregunté.

- No. - respondieron todos a la vez.

- Voy a abrir. - dijo Tom.

Se acercó a la puerta, y nosotros le seguimos. Cuando abrió, pudimos ver a la persona que había picado. Esa persona. Frankie.