Party Girl (McFLY / Dougie Poynter fanfiction)

Capítulo 50: I can only cry

Se quedaron inmóviles, sin saber que decir. Tom me dio la mano, él sabía perfectamente que lo estaba pasando muy mal.

- ¿Fr-Frankie? - tartamudeó Gio.

- Sí. - dijo Danny agachando la vista.

- Pero... ¿por qué lo ha hecho? - preguntó Harry.

- Me amenazó... - susurró Doug con algunas lágrimas recorriendo sus mejillas - Y dijo que lo pagaríais vosotros... ¡Todo ha sido culpa mía!

Dougie se levantó de la silla, tirándola al suelo. Subió corriendo las escaleras y yo le seguí. Al llegar al piso de arriba oí como cerraba la puerta de un portazo y se ponía a llorar desconsoladamente en la habitación. Intenté abrir la puerta que él había cerrado, pero había algo detrás que me impedía entrar en la habitación.

- Doug, ábreme la puerta, por favor.

No me hizo caso. Poco tiempo después oí como se caían todas las cosas al suelo. Estaba rompiendo todo lo que encontraba en la habitación.

Los chicos aparecieron por las escaleras y me miraron preocupados. Yo miré al suelo mientras algunas lágrimas caían de mis ojos. Tom se acercó y le dio tres golpes a la puerta.

- Dougie, soy Tom. Déjame entrar.

Al igual que antes, Dougie no respondió. De repente se oyó como Doug tiraba todos sus bajos al suelo. Todos sabíamos perfectamente que le tenía mucho cariño a sus instrumentos.

Danny vino hasta donde yo estaba y me abrazó. Lloré en su hombro, tal y como había hecho unas horas antes. Al separarme de él, vi que Tom seguía intentando abrir la puerta ayudado por Harry. Pero no lo conseguían. Intenté calmarme y me sequé las lágrimas.

- Chicos, bajad al salón. - dije - Ya me quedo yo aquí hasta que abra la puerta. Necesitará estar solo.

- Podemos quedarnos contigo. - me sonrió Gio - Tú también estás bastante mal.

- No me pasa nada, Gi. Esperad abajo.

Gio asintió y me dio un beso en la frente. Cuando los chicos bajaron las escaleras pude escuchar otra vez los ruidos de dentro de la habitación. Doug seguía tirando cosas, entre ellas sus bajos. Me senté en el suelo y apoyé la espalda en la pared. Así fue pasando el tiempo.

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Había pasado una hora y Dougie todavía o había salido de la habitación. Ya había dejado de tirar cosas, pero yo podía oír que seguía llorando. Me levanté del suelo y piqué a la puerta suavemente.

- Doug, ¿puedo pasar?

No me respondió, pero oí como algo se movía detrás de la puerta. Cuando la abrí, vi a Dougie sentado en la cama. La habitación estaba completamente destrozada. Al lado de la puerta había una silla tirada. Todos sus bajos estaban en el suelo, algunos de ellos rotos. El armario estaba vacío, y la ropa tirada por todas partes. Todo estaba destrozado, pero me daba exactamente igual. Me acerqué a donde estaba Dougie. Iba a abrazarle pero él me apartó.

- No me merezco un abrazo tuyo después de lo que te he hecho.

- Doug, tú no has tenido la culpa de nada.

- ¡Sí que tengo la culpa! ¡Habéis pagado vosotros por algo que he hecho yo!

- ¿Y qué podrías haber hecho? ¡Esto era inevitable, Dougie!

- ¡No! Tendría que haber sido yo el que iba en ese coche.

Desesperado y llorando me cogió el brazo y apartó la manga de mi camisa. Se quedó mirando la marca que había quedado al cortarme con los cristales del coche.