prefacio...

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Realmente no le temo a la muerte... no, no después de ver tanta desdicha causada por mi... Lo se bien, en cualquier momento puedo terminar mal. Mamá me mira siempre desde ese pequeño sillón cuando duermo, le he escuchado lamentarse por el hecho de mi enfermedad. La verdad, quiero irme ya...

Esa día desperté agotado, siempre es así por las mañanas, el cuerpo me duele, se me dificulta el moverme y tengo esos horribles mareos interminables, después de mantenerme quieto por un rato, en lo que los mareos pasaban, me vestí con las apagadas prendas de un uniforme escolar, recuerdo haberme observado en el espejo de mi habitación, cada día estoy más ojeroso y los moretones en mi cuerpo se multiplican como si no hubiese fin. Por un momento sentí lastima de verme, una existencia así... como la mía, tan vacía y tan poco fiable, realmente ya no tengo deseos de vivir, necesito alientos para seguir aquí, pero, ¿Quien podría dármelos?

A mis quince años me he resignado a que la mayoría de las cosas se acabaron para mi, la leucemia es la muerte más lenta que conozco y el pensar que puedo salvarme es un hecho tan infantil, perdí mis esperanzas desde hace mucho tiempo, Mamá... creo que es hora de que las pierdas tú también.

A pesar de que aún no estoy tan mal, quiero irme acostumbrando de una vez, de lo contrario, ese día habrá más tristeza de la que deseo.

Bajé las escaleras y me encamine a mi madre quien se mantenía regando sus flores en el patio, ella me dio un beso y me pregunto como todas las mañanas como fue que dormí, yo solo me dedique a responder como siempre. Recuerdo siempre sonreír cuando lo hacia.

Ella tambien sonreía para mi, pero me dolía el hecho de que sus hermosos ojos grises parecían tan tristes cuando su sonrisa aparecía.

Ella se quito los guantes con los que solía regar, para posteriormente tomarme de los hombros, mientras ambos ingresabamos a la pequeña casa.
Ella se encaminó a la cocina. Tarareaba una cancion infantil la cual hacía mucho tiempo no escuchaba.

Mamá... si te he hecho llorar demasiado, perdoname... yo nunca quise esto para nadie...

-Phichit ¿qué te gustaría comer hoy?- me preguntó mamá y yo solo respondí con lo primero que me vino a la cabeza.

Luego de eso, me fuí al instituto, cuando salí de casa el clima estaba nublado y ese aroma delicioso que quedaba despues de la lluvía llegó a mi nariz. Solo por eso me sentí contento.

Cuando llegué al salón todos parecían ocupados en sus cosas, nadie me notó, o al menos nadie diferente a ese chico de gafas azules, el cual siempre se sentaba a mi lado.

-Phichit! Buenos días- me saludó y yo hice lo mismo, vaya que ese chico tiene la habilidad de contagiarte su felicidad, me alegra el hecho de que sea mi amigo.

Como ya era costumbre me senté a su lado, luego de eso simplemente comenzamos a platicar sobre nuestro fin de semana, Yuuri no parece hacer mucho, yo menos, pero el hecho de que me platique sobre cuando patina me agrada demasiado, parece tan libre, tan feliz, a veces me pregunto ¿cómo es que el no se ha dado cuenta de su propio potencial? Recuerdo haberle visto patinar en ocasiones atrás, sus movimientos solían ser magníficos y tan graciales, casi un pájaro en el viento...

El profesor entró al aula, todos ocuparon sus lugares rapido, luego este se colocó justo a un lado del escritorio mientras hacia a todos guardar silencio.

Esa fue la primera vez que te ví, entraste justo cuando le profesor te llamó...

...seung-gil lee...

Recuerdo que ese día este te sentó al final de la primera fila, al otro extremo del salón, estabas solo, nadie te hablaba mucho menos tú, recuerdo que en ese tiempo escuche tu voz realmente poco, ¿por qué Seung? Si tu voz es tan bonita...

Uno de esos días llegue temprano, demasiado temprano, tú ya estabas allí. Me sorprendí cuando te vi, pero no dije nada y simplemente me senté en mi lugar, te miraba de a momentos, tú solo mantenías tu mirada fija en lo que dibujabas, por momentos quise acercarme para ver lo que hacías pero tan pronto veías a alguien cerca cerrabas tu cuaderno.

Luego de unos días te sorprendí mirandome, creí que bajarías tu mirada o dejarías de verme, pero no, ocurrió todo lo contrario... Seguiste mirandome y me sonreiste, aún tengo en mi memoria esa imagen de ti, sonriendo, esa pequeña sonrisa y tus ojos, como olvidarme de esos ojos, casi parecía que una estrella nacía en ellos...

...

Bueno chicos este es mi segundo fanfic seungchuchu, espero me dejen sus cometarios y sus votos, nos vemos en el proximo capitulo ^^ ♡

S.Blackhive<3

el niño de las estrellas... [SeungChuChu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora