Tercero

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La madrugada había caído por completo en la casa del niño con piel de atardecer, sin embargo para aquel hermoso ser no era sencillo el conciliar el sueño, ya quepor alguna razon el sentimiento de culpa lo molestaba apenas y cerraba los ojos. Realmente muy en el fondo de su corazón Phichit sintió que estaba siendo injusto con aquel azabache, así que sin más se puso de pie y corrió rápidamente a aquel cesto de basura que se encontraba en su habitación; torpemente y con manos temblorosas sacó delicadamente cada pequeño trozo de lo que antes había sido una nota.

Con todas sus fuerzas y casi ninguna esperanza el moreno trató volver a su estado original aquel recado sin embargo muy para su pesar todos aquellos intentos tuvieron un resultado desalentador, los hermoso trazos de una caligrafía casi perfecta quedaron deafigurados haciendo de este un mensaje incomprensible. Phichit por su parte sintió que así se había roto su corazón.
Realmente phichit nunca supo cuan importante era ese pequeño papel hasta que lo vio perdido.

Y tristemente así siempre fue toda su vida...

...

Sin embargo la vida por alguna extraña razon siempre se encarga de juntar dualidades que nunca podrán complementarse, o, al menos eso creía Seung-gil.
Aquel día había llegado a su casa temprano dándose cuenta de que "la mujer que cuando hablaba mataba" lo había estado esperando, sentada en aquel sillón donde siempre se quedaba dormida en sus borracheras.

Las piernas del niño de las estrellas temblaron apenas y vio como su madre se ponía de pie.
Ese mismo miedo que lo invadió la primera vez que esta lo golpeó, solo que esta vez Seung-gil no se orinaria.

Sin embargo el niño de las estrellas no tuvo tiempo siquiera de alistarse para la guerra, no, nisiquiera lo vio venir. La mujer con astucia lo golpeó en la cabeza con ayuda de un cenicero.

-tal vez si tú...- la mujer pronunció en un tonó lastimoso mientras Seung-gil sentía que se iba -por qué nunca me dejas ser feliz? Por qué siempre tienes que determe para ser feliz?-

Aquel cenicero de cristal o lo poco que quedaba de este terminó siendo lanzado al suelo por la mujer, mientras que un casi inconsciente niño lleno de dolor y miedo observaba como aquella mujer que siempre sintió sería la unica que jamas lo lastimaría fue la primera en romper su corazón...

Mamá...

Esa era la unica palabra que todos los días siempre anhelo decirle.

Mamá...

Eran las palabras que de niño ahuyentaban a los monstruos y le llenaban de tranquilidad.

Mamá...

La lucecita que dejaban encendida en su habitación para que no sintiera miedo de la oscuridad.

Definitivamente aquella palabra era un bálsamo increíble que no podría usar nunca más, sin embargo a medida que los sentidos se mermaban y la consciencia se nublaba, el niño de las estrellas se hizo una pregunta:
Y si aquella era la última vez? ¿y si después de que terminara de quedarse dormido ya no volvía jamás?

-mamá...-

Aquella palabra porfin abandonó la garganta del niño de las estrellas.

La mujer tembló mientras se bamboleaba para acercarse al ahora inconsciente joven quien apenas y respiraba. Las pálidas manos temblaban y por primera vez aquella mujer sintió que sus palabras realmente  mataron.

-Seunginnie...- apenas lo llamó ya que la voz salió con dificultad de sus labios.

El niño de las estrellas se apagó....

....

















Hola cómo están? Soy la autora de esta historia,  se que desaparecí relativamente mucho tiempo pero lea prometo que continuaré.  Los extrañe mucho T^T
Diganme que tal les pareció?

el niño de las estrellas... [SeungChuChu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora