Nunca te marcharás

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"Porque mientras no me olvides
No me habré marchado del todo."
                    -La Oreja de Van Gogh

Después de pasar una semana en Roma por fin habían regresado a su hogar. El viaje les había hecho bien a ambos y ahora se sentían con el ánimo renovado.

Era la víspera de navidad, el aire navideño se respiraba en todas partes. En las tiendas abarrotadas de gente anticipándose a comprar los regalos , en los villancicos que cantaban los niños y en la incipiente nevada que cubría con su manto la helada San Petesburgo.

Navidad siempre fue la época favorita de Yuri. Aunque en Rusia no se celebrara el 25 de Diciembre y no fuera tan comercial como en América. Pero Yuri siempre había soñado con celebrarla a lo grande.

Así que ese era su siguiente deseo: celebrar una Navidad Americana. Con una mesa llena de gente que compartia y reía feliz, con muchos regalos y hasta muerdago en las paredes.

Otabek como se lo había prometido cumplió su deseo.

Se comunicó primero con Viktor quien se encargó de invitar a los demás patinadores y encargar la cena. El por su parte compró un árbol de Navidad y adornos para que pudiera decorar junto a Yuri.

La mañana del 23 de Diciembre Otabek se despertó sobresaltado. Había tenido otra pesadilla, últimamente estas eran cada vez mas recurrentes.

Toco a su lado sabiendo que no había nadie allí. Se levantó y caminó hasta el baño encontradose con la misma escena desgarradora que veía desde hace tres días.

Yuri arrodillado frente al inodoro, vomitando lo poco que comió la noche anterior.

El vomito eran uno de los efectos secundarios de lo medicamentos que Yuri debía tomar para mantenerse estable.

- Gatito- dijo arrodiallandose atrás del rubio mientras sostenía su cabello.

-Beka, lo siento te eh despertado de nuevo

- No pasa nada Yura, si te sientes mal debes decírmelo. No tienes porque pasar por esto solo.

Yuri se dio vuelta mirándolo con los ojos acuosos, las ojeras se notaban mucho en su piel que cada día estaba más palida. Ya casi no quedaba nada de esa mirada de soldado que lo había cautivado años atrás. Yuri se estaba consumiendo de a poco y el no podía hacer nada para detenerlo.

- Lo sé Beka. Solo ayúdame a llegar a la cama luego hablaremos de esto.

Otabek lo cargó , le ayudó a cepillarse los dientes y luego los depositó en la cama. Se sorprendió al notar que el rubio cada vez se sentía mas ligero, los huesos de su clavícula se notaban día a día más.

Otabek tuvo que tragarse las lágrimas que amenzaba por derramar una vez más. No podía permitirse derrumbarse ahora, porque si el lo hacía Yura se derrumbaria también y  eso no podía permitirlo.

Así que tomando toda su fuerza de voluntad puso su mejor sonrisa, ayudó a Yuri a bañarse, vestirse y le llevó el desayuno a la cama.

- Beka agradezco todo esto, pero honestamente no tengo mucho apetito.

- Cariño el médico dijo que debes hacer por lo menos cuatro comidas diarias además si no desayuna no te mostraré la sorpresa que tengo preparada.

-¿ Que sorpresa?- los ojos de Yuri brillaron.

-Pues esta- contestó el moreno sacando una enorme caja detrás de un mueble- ¿A que no adivinas que hay aquí dentro? Te daré una pista tiene que ver con el deseo que me pediste.

90 días a tu lado #RussianHeroes2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora