La gran ciudad

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Es una muchacha que tiene unos valores de humildad y una educación increíble que le habían dado sus padres, esa muchacha se levantaba temprano tan solo para ayudar a sus padres y estudiaba hasta muy tarde para cumplir su sueño.

Su sueño era ser diseñadora de moda que estuviera reconocida en todos lados y ser una gran diseñadora para estar rodeada de famosos ya que eso le hacía feliz como no solía tener muchos amigos allí en el lugar donde vivía, recuerdo a esa muchacha con su lápiz verde un tanto peculiar porque estaba mordido en la parte de arriba y quemado de tanto dibujar aquellos maravillosos diseños que lo tenía guardado en un baúl bajo llave para que nadie se lo quitará.

Un día su sueño se hizo realidad tenía que marcharse de su pueblo y dejar a sus padres muy atrás ya que era lo más importante de su vida tenía que irse a la gran ciudad para hacer su carrera como diseñadora, entonces ella saltó a la gran ciudad una gran ciudad que se le quedaba grande viniendo de un pueblo de viejas costumbre.

Cuando ella piso por primera vez esa enorme ciudad se sentía perdida ya que esto no estaba hecho para ella, pensaba que estaría mejor en su pueblo.

Llegó el primer día de clase donde ella estaba ilusionada y un tanto nerviosa por saber cómo era aquella universidad ya que también le resultó enorme, subió esos escalones un poco temblorosa pero a la vez un paso firme y ligero, una vez subido esos escalones y estar justo a las puertas de esas enormes y antiguas de madera veía que la gente entraba con naturalidad, ella no se lo pensó ni un segundo en entrar y dar sus clase asomó su cabecita con esa mirada tierna pero a la vez inocente, cuando vio un pasillo sin fin repleto de personas, de jóvenes como ella e incluso alguno más mayores que otros.

La puerta estaba cerrada, suponía que llegaba tarde ya que el timbre había llamados a los alumnos de aquella universidad pero claro se había perdido y hasta que encontró la clase solo le llevó unos minutos perdidos, entonces ella con suavidad llamó a la puerta y notaba como el miedo que tenía en su cuerpo de le hacía un nudo en la garganta aparte de que las rodillas le temblaba y no sabía cómo reaccionar, abrió la puerta con tranquilidad para que no se le notará esos nervios que tenía dentro de su cuerpo.

Entonces una vez abierto la puerta con ese pomo dorado que tenía y no le cabía en la palma de su mano que resplandecía por los rayos de sol que le entraba de esa ventana tan transparente, la profesora le dijo que las clases empezaban a las ocho pero que por estaba se lo iba a dejar pasar ya que era el primer día, pero la profesora insistió y remarcó a la vez que la próxima vez que llegará tarde no le iba dejar entrar.

Ella con voz temblorosa le preguntó a la profesora delante de todos esos alumnos de los que iba a ser sus futuros compañeros ¿Cuál iba a ser su sitio?, la profesora muy segura de sí misma le contestó allí al final casi en la penúltima fila ya que todos los demás asientos estaban escogidos y con ella completaba el último asiento, ella con pasos ligeros se sentó en esa mesa de color blanco roto, con la silla que no era muy cómoda para estar tantas horas sentada.

Acabó la clase y ella se quería marchar lo más rápido posible ya que sentía que no pintaba nada allí se sentía sola, de la misma prisa entonces se encontró con alguien donde sus libros que lo llevaba en la mano y la otra persona que iba un tanto distraída se chocó con la única persona del mundo de la que no se iba a enamorar.

La gran ciudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora