CAPÍTULO IX

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-¿Sabes? No te creo- Contestó el mayor, entrando de manera dramática a la habitación del pequeño. 

-Tú no pudiste haberme mentido. Tu manera de verme, de tocarme, de besarme... De hacerme el amor... Está claro que tú me amas, Lu, me amas tanto como yo a ti. Ese niño es mío. Ese bebé que está creciendo dentro de ti es mío y no voy a concebir la idea, de ninguna manera, que crezca lejos de mí... de su padre.

-Mi bebé es mío, ¡MÍO! No es tuyo ni de nadie más- Corrigió con dureza. 

-No te necesito a ti u a otro hombre para sacarlo adelante. Así que lamento todo lo que has tenido que gastar para llegar hasta aquí, pero ya puedes irte- Arremetió.

-¿Por qué haces esto? ¿Por qué hemos llegado hasta este punto? ¿Cuáles son tus razones para querer alejarme de mi bebé?

-Joder, SeHun, no es tu bebé, ¡ES MÍO!

-¡POR SUPUESTO QUE ES MÍO! Y tú también lo eres.

El menor abrió sus ojitos, desconcertado ante las palabras de SeHun. 

-Ambos me pertenecen, y no voy a darme por vencido hasta que vuelvan a mi vida. Me importa un carajo si estás de acuerdo o no... Estaré mañana aquí temprano para llevarte al hospital. Más vale que estés listo y no se te ocurra escapar de nuevo, LuHan. 

El chico de los cabellos dorados salió de un portazo. 

Lu se encontraba en una encrucijada.
Amaba a SeHun.
Sí.
Pero tenía miedo.
Miedo de que aquello fracasara.
De que un día todo se volviese monotonía y que no fuera lo suficiente para satisfacer a SeHun.

Y por supuesto, temía que aquel que resultara más afectado, fuera su bebito.

Porque sí.
No lo había planeado.
Pero la mera idea de tener una familia con SeHun, lo hacía llenarse de regocijo.

Lo tenía todo.
Había logrado lo que toda persona deseaba en la vida.
Pero, ¿realmente las cosas materiales eran las que te hacían verdaderamente feliz?

Ahora mismo tenía miedo y no sabía cómo afrontarlo.

Necesitaba a SeHun con él.
Que lo abrazara y le dijera que todo iba a estar bien.

Eran alrededor de las 2 de la mañana.
Llovía.
El cielo parecía romperse en dos.
Y él, que verdaderamente nunca había sentido indefenso ante los rayos y truenos, esa madrugada tuvo frío.
Tuvo miedo.
Y no pudo evitar llorar.
Y no pudo evitar tomar su teléfono y llamarlo.
Porque lo necesitaba.
Porque lo extrañaba.
Porque lo quería cerca.
Tres tonos y no hubo respuesta.
Lu creyó que estaba cometiendo un error y quiso colgar.
Pero antes de que lo hiciera recibió una respuesta.
Una voz que lo hizo sentir nervioso, inquieto y a la vez tranquilo.

-¿Lu? ¿Qué pasa?- Su voz sonaba adormilada y el chiquillo no pudo articular palabra.
Todo lo que quiso decir, se le quedó atorado en la garganta, junto con las lágrimas y el dolor.

-Yo...- Lu mordió sus labios, miró hacia el techo, esperando que su voz no se rompiera justo en aquel momento.

-Yo... perdón, no debí llamar.

Y colgó.

Y se rompió.

Y se escondió en el armario.

Esperando que el ruido disminuyera un poco.

Pero lejos de sentirse aliviado, se sintió más aturdido.

Él no supo porqué se sintió así.

Tuvo miedo a lo desconocido y se sintió vulnerable.

Porque nunca pensó encontrar al amor de su vida.

POR FAVOR NO TE VAYAS [HUNHAN MPREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora