- Llevas siglos acá, no te interesa salir
- Aún hay cosas que no he leído.
- ¿Y pensas quedarte hasta que termines?
- Si, más o menos
- ¿Y después?
- No lo se, en principio creí que moriría aquí...
- Lo primero que hice cuando entraste fue decirte que no lo harías.
- ... pero al parecer no es así. Por eso aprovecho el tiempo. - miro el collar que tenía puesto - además creo que lo primero que hiciste fue soltarme esto en la cabeza, aún no me figuro como, y, luego de que lo hubiese tocado, comenzaste a hablarme.
- No, yo ya te estaba hablando antes, entonces recordé que no podías entenderme, te di el collar, y repetí todo lo que ya había dicho antes. Tuve que decirte todo dos veces y ha sido así desde entonces.
- Bueno, técnicamente, si yo no te podía entender, no había comunicación y solo me lo dijiste una vez. Antes estabas hablando sola.
- Mira pendejo, me parece que estas confundiendo las cosas acá. Vos no sos el que esta a cargo, tendrías que tenerme respeto.
- Técnicamente yo soy el bibliotecario y vos la biblioteca, por lo tanto vos sos mi responsabilidad. YO estoy a cargo tuyo.
- No, no en este caso, yo he sido siempre la que ha elegido a los bibliotecarios, y ustedes tienen la responsabilidad de cuidarme y ayudarme a crecer, y por lo tanto, tienen que hacerme caso. Lo que nos lleva al hecho, de que no has hecho nada por ayudarme a crecer.
- No se nada de construcción.
- Libros, tenes que traer libros nuevos.
- Parecieras estar llena
- ¡Nunca! Siempre hay espacio para más libros.
- Por cierto... ¿pendejo?... creo que entre las cosas que dijiste al principio estaba "Fui creada por un sabio de otro mundo distinto al tuyo...etc, etc..."
- Osea que si prestabas atención.
- Si, el tema es...
- Bien, así me gusta.
- Si, lo importante es...
- ¿Qué?
- El idioma, si sos de otro mundo...
- Por los libros
- Claro, lo supuse, pero...
- Vos también tenes muchos idiomas que aprender si queres leer todo lo que te rodea, hasta ahora solo llevas leído lo escrito en idiomas de tu mundo... y no en todos ellos, debo resaltar.
- Algunos son más difíciles que otros...
- Puede ser, pero puedo enseñartelos todos, y muchos más.
- Pero esa frase, "Mira pendejo", es bastante típica, ni siquiera es de un dialecto, es más bien de una época y lugar muy específicos...
- Ah, si... vos me escuchas en tu cabeza ¿Verdad?
- Si
- Estoy... digamos... ahí adentro mucho tiempo
- ¡Ahhh! - El grito fue reprimido, quizás porque, instintivamente, aún sabía que estaba dentro de una biblioteca, pero de todas maneras bastante audible. - ¿podes leer mis pensamientos? - dijo mientras se agarraba la cabeza cubriéndola con los brazos como si esto lo protegiese de la intromisión.
- Ehh.... algo así.... Nada tan grave. Ahora en serio. ¿Cuándo pensas salir a buscar libros? Hay millones esperandote allá afuera, y gracias a tu posición como bibliotecario tenes todo el tiempo que quieras para conocerlos.
- ¿Inmortal?... realmente no le había querido prestar atención al asunto...
- ¿Llevas siglos sin envejecer y no querías prestarle atención al asunto?
- Estuve ocupado
- Bueno, si, sos inmortal, siempre y cuando sigas siendo el bibliotecario, pero...
- ¿Pero?
- ¿Cuantas veces te he hablado de tus precursores?
- ¿Muchas?
- ¿Y ellos fueron...?
- ¿Muchos?
- Exacto, ¿Y porque fueron cambiando?
- ¿Se jubilaron?
- Claro, si, es una forma de verlo. ¿Qué pasa cuando te jubilas de la inmortalidad?
- Ahh...Pero, fue por voluntad propia ¿verdad? ¿cansancio, aburrimiento?
- A veces si, a veces suceden accidentes cuando uno sale d... Lo importante es que tenes que buscar libros nuevos.
- Accidentes cuando uno sale de... sale de acá, ¿verdad?, ¿que tan peligroso es allá afuera?
- Depende a que te refieras con allá afuera
- Afuera, afuera, a donde queres mandarme
- Ese es el caso, afuera afuera, esta el vació etéreo, donde nada que este vivo puede vivir. Yo soy una especie de excepción, porque no estoy viva según las normas de la mayoría de los universos, y por lo tanto... bueno, eso. Pero yo no quiero mandarte ahí, si lo hiciera no me durarían nada los bibliotecarios. No, el otro afuera al que nos podemos referir es cruzando esa puerta de allá, por donde entraste... y eso puede llevarte, a... a muchos lugares. A casi todos los lugares... a todos, en realidad, siempre que haya alguna especie de puerta en ellos... solo que no podes elegir, es aleatorio.
- Aham...
- Pero no es grave, podes abrir la puerta, si el lugar no te gusta, da miedo o se ve peligroso, la cerras, contás hasta tres y la volves a abrir... listo, ya estamos en otro lugar y lo evalúas nuevamente, así hasta que elijas a donde queres ir... más o menos.
- No suena tan mal
- Claro que no. Yo lo haría...
- ¿Si?...
- Naturalmente, pero tengo que quedarme de este lado... porque... bueno... yo soy el edificio, vos la persona, se supone que el que sale sos vos.
Mientras hablaban él había ido encarando la puerta, y tras conocer el funcionamiento de la misma decidió abrirla sin más.
En todo sistema donde el número de elementos sea infinito, como parecen ser los universos, toda probabilidad tiende a cero. De ahí lo sorprendente de aquella situación... La primera vez que abrió la puerta casi se desmaya, lo que había allí no estaba hecho para los ojos de un humano... tanto así, que, cuando pudo ponerse de pie, aún con las piernas temblando, estuvo a punto de volver a sus libros...
- Oh, vamos, otro intento...
Otro intento - pensaba él, a su vez - no podía ser tan grave.
Y si lo era, esta vez acabaría desmayado y ahí se terminaba la experiencia por algunos minutos hasta que despertara, todo en orden, eso le daría tiempo de calmarse.
Tomo valor, respiro profundo y con las piernas igual de blandas, abrió por segunda vez la puerta... luego abrió los ojos, porque los había cerrado instintivamente. Después del primer susto no se lo podía culpar. Los abrió muy lento al principio, pero casi no podía cerrarlos cuando se encontró de frente con una calle conocida.
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Historias de La Biblioteca
Fantasía"La vida de un Bibliotecario es tan azarosa y divertida como extraña sea la biblioteca en que trabaja". Esto puede parecer poca cosa, algo que decir para condimentar una vida rutinaria (Que ningún bibliotecario se me ofenda), en especial si se trata...