Epilogo.

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Ayer pensaba que este seria mi primer día de libertad.

Ahora se que sera el ultimo.

En realidad, siempre pensé que esto iba a pasar pero una parte de mi esperaba que no fuera asi.

Belén estaba horrorizada. En el noticiero había salido el caso. Todos hablaban de ello. Eso no era lo que le preocupaba. Era el saber que Israel se había convertido en un prófugo de la justicia.

Sabia lo que significaba. El ya no tenia nada que perder. Iba a ir en busca de ella. No importaba si lo atrapaban, si no lo hacían, ella lograba entender lo que su mente podría llegar a hacer. El buscaba venganza.

Tengo las horas contadas.

Pero no voy a quedarme aquí sentada viendo como corren. Voy a hacer lo correcto y proteger a las personas que mas amo.

Aunque signifique tener que sacrificarlo todo.

Belén llamo a Lujan y junto a Gabina, la esperaban en una plaza.

—Amigas...

—Tenemos que hablar — Belén fue directa — Estamos en peligro mientras Israel siga prófugo por lo que he decidido que tal vez sea mejor...

—No entiendo, ¿que quieres que hagamos?

—Gabina va a irse esta tarde y yo quiero que vayas con ella.

—¿Que?

—Lujan, todo va a estar bien — le sonrió Gabina — Es por nuestro propio bien. Si vienes conmigo a mi pueblo nadie te encontrara. En este lugar estas corriendo peligro.

—Si, pero...

—Nada, te vas a ir. Es lo mejor.

—Gabina, nos dejas a solas un minuto — exclamo Lujan, furiosa — Tengo que hablar con ella.

Ella decidió alejarse sin perderlas de vista mientras observaba la ciudad por ultima vez.

—No te puedo dejar sola.

—Amiga, voy a estar bien — tomo aire — No estoy sola. Mi mama esta conmigo.

—Lo se, pero en casa de Agustín estas corriendo peligro.

—Basta, voy a estar bien. Lujan, no quiero que nada malo te paso. A ninguna de las dos. ¿Puedes entenderlo? Vas a tener un hijo y ese hijo necesita que le dediques tiempo. 

—Es que no lo imagino.

Lujan empezó a llorar y Belén tampoco pudo evitarlo.

—No te imagino lejos de mi, amiga — exclamo — Pero es lo mejor. Vas a ser la mejor mama del mundo.

Lujan tomo aire y dejo de llorar. Miro a su amiga a los ojos y le sonrió.

—¿Vendras a verlo cuando nazca?

—No me lo perdería por nada en el mundo.

Ambas rieron y llamaron a Gabina. Esa misma tarde, Belén se despidió de ellas y las vio irse, en busca de tranquilidad luego de tanto tiempo sin haberlo conseguido.

Al salir de la terminal de colectivos empecé a sentir que alguien me seguía. Lo peor es que solo había una persona con interés de hacerlo.

Tuve miedo, no pude evitarlo. Sin embargo decidí empezar a correr con todas mis fuerzas cuando finalmente lo vi. Israel estaba siguiéndome.

Al acercarme a casa de Agustín fue cuando me sentí mas aliviada. Ahí dentro seguía corriendo peligro pero era el único lugar en el que Israel no podía hacerme daño.

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